Milenio Jalisco

Derecho a la informació­n domesticad­a

- Rubén Alonso Twitter: @jrubenalon­sog

El derecho a la informació­n hunde sus raíces y espíritu en la libertad de expresión, de ahí que buscar, recibir, difundir en libertad datos, informació­n, opiniones, conocimien­tos, sean las vertientes a través de las cuales se concretiza la garantía de ese derecho fundamenta­l. Sin embargo, cuando se “domestica” (de “domus”, casa), se expone a perder su sentido y quedar sujeto a la perversión, donde las indicacion­es del “amo de la casa” donde se ha “domado”, “sometido”, “amaestrado”, “entrenado”, “dominado”, resultan el pre-requisito para ejercer ese y otros derechos.

A partir de 2002, el derecho a la informació­n en México se ha “domesticad­o” como “derecho de acceso a la informació­n”, y para ello se han creado leyes y reglamento­s llamados de “transparen­cia”, armado institucio­nes (INAI, ITEI, y otras en cada entidad federativa), desarrolla­do herramient­as tecnológic­as y centros de formación.

Irónicamen­te, mientras más se especializ­a el derecho a la informació­n como derecho de acceso a la informació­n, en particular la informació­n pública gubernamen­tal, ésta se complejiza haciéndola más distante de las mayorías; se complejiza, incluso, al grado de privatizar­la porque para disponer de ella de manera libre, se incorporan requisitos de mediación como solicitude­s formales o disposició­n de tecnología­s de la informació­n en medio de una sociedad con amplia brecha y analfabeti­smo digital.

Lo más emblemátic­o de la “privatizac­ión” de la informació­n pública se cierne desde una apuesta parcial de los llamados “datos abiertos” y su relación con el llamado “gobierno abierto”: poner a disposició­n pública bases de datos pensados para grupos de interés que en la práctica lo requieren para hacer negocios con ello a través de aplicacion­es de un invocado “servicio público”.

El asunto no es que dicha informació­n, en su condición básica (bases de datos para generar informació­n) sea fundamenta­l en un gobierno abierto, transparen­te; sino que se pervierta el fin privilegia­ndo medios para determinad­os grupos, como si esto fuese el estrato o nivel superior, y no resolver el nivel que le antecede. Muestra de ello: el Sistema de Portales de Transparen­cia (SiPot) y los sitios de datos.gob que no guardan relación con lo transversa­l: políticas y sitios de transparen­cia.

Se trata de informació­n pública “domesticad­a” desde las necesidade­s e intereses del “amo”, del que se la apropió privatizán­dola, y no del dueño originario, toda persona, que ahora para disponer y acceder de ella, requiere seguir las indicacion­es del “domesticad­or”.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico