Mejor es consultar
Del 25 al 28 de octubre se realizará la consulta para que la ciudadanía opine respecto al futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, o mejor dicho, de la zona metropolitana de la capital del país. Se trata de un tema mayor; la infraestructura aeroportuaria es uno de los elementos que los inversionistas valoran para invertir su capital en uno u otro país. Regularmente, este tipo de obras son de carácter transexenal y cuando se trata de una democracia, se convierten en un tema de debate público.
Existen varios antecedentes de consultas para decidir respecto a construcción o no de una terminal aérea. En Francia, por 50 años se discutió la construcción del aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes. Se realizó una consulta en la cual la construcción ganó, pero el proyecto finalmente fue desechado por el actual gobierno francés. El otro ejemplo ocurrió en 2017, en Alemania, y se trata del Aeropuerto de Berlín-Tegel. El gobierno alemán deseaban clausurarlo, luego de que se inaugurara el nuevo Aeropuerto de Berlín-Brandeburgo Willy Brandt, pero una iniciativa ciudadana logró recabar firmas suficiente para convocar a una consulta. Los ciudadanos alemanes lograron mantener en funcionamiento el aeropuerto de Tegel.
La consulta convocada y organizada por el Presidente Electo es un ejercicio ciudadano, se trata de conocer la opinión de la población que así lo desee respecto de un tema de relevancia nacional. Si bien en nuestro país es un ejercicio inédito, es una buena práctica democrática consultar este tipo de proyectos. En democracia, siempre será mejor consultar a que solo el Presidente, acompañado de un reducido grupo de servidores públicos y empresarios, decida sobre estos temas.
Es positivo que ahora la opinión pública se ocupe y discuta los pros y los contras de seguir o clausurar la construcción del aeropuerto en Texcoco. Qué bueno que ahora se conozca el avance de las obras, los plazos en los cuales funcionaría, lo que se perdería si se cancela, lo que tendría que pagarse en indemnizaciones y seguros. Los empleos que se esperaría generar, el volumen de pasajeros y de mercancías que se pueden manejar, los daños ecológicos y ambientales que generaría. Todo debe estar en el ágora. Los críticos y detractores de la consulta pasan por alto que solo los regímenes democráticos son los que consultan. Lo más fácil para el nuevo gobierno de la República hubiera sido cancelar el proyecto. Clausurarlo en caliente, eso sí hubiera significado un comportamiento autoritario. Sin embargo, el nuevo gobierno tiene plena consciencia de la importancia de que el país cuente con una terminal aérea de talla internacional. La construcción de dicha terminal es coincidente y complementaria con las políticas de infraestructura, de economía y de turismo que se desean impulsar. La consulta generará certidumbre y confianza, porque nadie está hablando de cancelar un proyecto por capricho, sino buscar la mejor opción para el país. En cuestiones como esta siempre será mejor consultar. Es muy importante que todos participemos en la consulta y que opinemos sobre este y otros temas, como en su momento será la construcción del Tren Maya o las nuevas refinerías.
En democracia siempre será mejor preguntar a la gente a que solo el Presidente, acompañado de un reducido grupo de servidores públicos y empresarios, decida sobre todo
M