¿Qué se juega Trump?
Recta final. A 48 horas de los comicios, la encuesta Reuters/ Ipsos señala que 53 por ciento del sector acudirá a las urnas para sufragar por legisladores contrarios a Donald Trump
Mañana habrá elecciones intermedias para renovar Congreso, gobiernos estatales y condados. 435 asientos en la Cámara de Representantes
35 escaños en el Senado
36 gubernaturas
Los hispanos están más interesados en votar este año que en las últimas elecciones de medio término al Congreso de Estados Unidos en 2014 y su entusiasmo supera al de todos los adultos estadunidenses, según una encuesta nacional de seguimiento de Reuters/Ipsos publicada ayer.
El sondeo reveló que los probables votantes hispanos se inclinan casi dos veces más por apoyar a los demócratas para la Cámara de Representantes que a los republicanos. Los grupos de registro de votantes están usando la retórica nacionalista y anti inmigración del presidente republicano Donald Trump como una oportunidad para aumentar el entusiasmo latino.
Los latinos podrían jugar un papel crucial en varias competencias estrechas, como las del Senado en Arizona, Texas y Florida, donde también está muy disputado el cargo de gobernador. En California, la floreciente población hispana ha ayudado a poner en duda algunos distritos controlados por los republicanos.
El sondeo de Reuters/Ipsos, elaborado entre el 1 de septiembre y el 29 de octubre, halló que 36 por ciento de los votantes hispanos dijo que acudirá “seguro” a las urnas, por encima del 27 por ciento en 2014. Este alza es casi el doble del aumento de cinco puntos porcentuales en el entusiasmo entre todos los votantes estadunidenses durante el mismo período, según la encuesta.
El entusiasmo parece especialmente elevado entre los hispanos demócratas. El 42 por ciento de ellos dijo que están “seguros” de votar, en comparación con 29 por ciento en 2014. Entre los probables votantes hispanos, 60 por ciento dijo que optarán por un candidato demócrata a la Cámara de Representantes y 32 por ciento por un republicano.
Los hispanos son un grupo políticamente diverso. El 55 por ciento de los votantes probables se identifica como demócrata, 31 por ciento como republicano y 12 por ciento como independiente.
Un poco más de la mitad de los probables votantes hispanos, 53 por ciento, aseguró estar “muy motivado” para elegir un candidato para el Congreso que se oponga a Trump, comparado con
43 por ciento de todos los votantes probables, 75 por ciento de los probables votantes demócratas y
9 por ciento de los votantes republicanos probables. Obama hace campaña El presidente republicano Donald Trump y su predecesor, el demócrata Barack Obama, hicieron campaña ayer por candidatos de sus respectivos partidos.
En momentos en que las encuestas muestran decenas de contiendas demasiado cerradas para pronosticar un ganador, el presidente y el ex mandatario dijeron que los resultados determinarán en qué tipo de país vivirán los estadunidenses en los próximos dos años.
“Estos republicanos mienten de manera flagrante, repetida, audaz, vergonzosa. Inventa cualquier cosa”, afirmó ayer Obama durante un acto en apoyo al candidato demócrata al Senado por el estado de Indiana.
“Al contrario de otras personas, yo no invento nada cuando hablo, hablo en base a hechos”, ironizó, sin mencionar a Trump.
Mientras hablaba Obama, el actual mandatario aterrizaba en el estado de Georgia para respaldar al candidato republicano a la gubernatura. “Es una de las elecciones más importantes de nuestra vida”, señaló Trump al co- mienzo de su discurso. “No tanto como la de 2016, pero casi”.
“Esta elección decidirá si extendemos esta extraordinaria prosperidad que hemos creado”, dijo Trump a una multitud en el poblado de Macon, Georgia.
Las caravanas de migrantes que atraviesan el territorio de México camino a Estados Unidos están en el centro de sus mítines desde hace semanas. “No dejemos a esa gente invadir el país”, repitió Trump ayer, y volvió a sostener que una victoria demócrata el martes significaría nada menos que un voto en favor de “la criminalidad”.
EU podría amanecer el 3 de enero de 2019 con un Congreso dividido entre los dos partidos. Ese escenario es suficiente para meter trabas a Trump, que verá su agenda legislativa completamente bloqueada durante los 22 meses previos a la próxima elección presidencial, en 2020.