Roberto Arias
“Poco se habla de lo que piensa la gente donde estaría el NAIM”
Tras los resultados de la consulta realizada en diversos municipios del país sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), y la ratificación por parte del gobierno federal electo a favor de la opción conformada por la combinación de aeropuertos de Santa Lucía y el actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México “Benito Juárez”; mucho se ha escrito sobre las deficiencias sobre el proceso mismo de la consulta, que sobre las implicaciones políticas y económicas que acarreará la eventual cancelación de la actual construcción del NAIM que se realiza en Texcoco, hasta el ambiente de incertidumbre que tal circunstancia está provocando entre los inversionistas
Una cuestión que paradójicamente ha ocupado una atención relativamente menor en la opinión pública, tiene que ver con lo que piensa la gente de la localidad donde se pretende instalar un proyecto de la envergadura estratégica como el NAIM. Las reacciones locales frente al anuncio oscilaron entre el prudente festejo que se vivió en San Salvador Atenco, sin que ello supusiera “bajar la guardia” en la lucha por más de 17 años que ha emprendido el Frente de Pueblos (MILENIO JALISCO, 29 de octubre); hasta la eventual movilización por parte de organizaciones sociales en contra de la opción localizada en Santa Lucía, principalmente por los eventuales impactos negativos sobre los ecosistemas de la zona y la inviabilidad de construir dicha infraestructura aeroportuaria sobre terrenos de vocación lacustre (MILENIO JALISCO, 31 de octubre).
Las manifestaciones de rechazo expresadas por grupos locales tienen su historia. En una nota publicada por el Foro Consultivo Científico y Tecnológico A.C., se destaca que la percepción local es ligeramente favorable a la construcción del NAIM. “Esto está asociado a la idea de que “los beneficios económicos compensarán el impacto negativo que pueda existir.” Sin embargo, también subraya la importancia de la presencia de otros grupos en contra como el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra que logró la cancelación del proyecto en 2006. Se advierte además que “sin planes de desarrollo urbano adecuados, no se pueden garantizar que el impacto económico se vaya a aprovechar en la zona y pone en riesgo el sistema de servicios básicos y sociales.” Más aún, señala otra fuente de conflicto social: “radica en la forma de adquisición de los terrenos destinados al NAIM. Estos terrenos fueron adquiridos a bajo precio para realizar proyectos de rehabilitación ecológica. Sin embargo, actualmente estos terrenos se usan para construir el aeropuerto y no se consultó a los antiguos propietarios.” (www.foroconsultivo.org.mx; octubre 2018, p. 14)..