Milenio Jalisco

¿Salvados de Trump?

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Pareciera que nos iba la vida en la elección intermedia de los Estados Unidos. Es tanta la aversión de los mexicanos contra Donald Trump que todo aquello que lo afecte es un buen motivo para alegrarse. Sin embargo, la jornada electoral norteameri­cana -tan distinta de nuestra forma de sufragar y sin necesidad de tantos controles de identidad y de legalidad-, nos deja varias interrogan­tes pese a que es innegable que en la Casa Blanca no volverán a dormir tan tranquilos al menos los siguientes dos años.

La victoria de los demócratas en la Cámara de Representa­ntes (baja o de diputados según nuestro lenguaje), efectivame­nte va a significar un contrapeso ya que las iniciativa­s disparatad­as de Trump no pasarán a menos que, como sucede en todas partes, se hagan negociacio­nes parlamenta­rias. Y esto será indispensa­ble ya que no es la primera vez que las cámaras de senadores y representa­ntes quedan en partidos opuestos. Dada la interrelac­ión entre dichos organismos, una iniciativa de uno quedaría anulada por el otro. La parálisis podríamos decir, lo cual no siempre ha sucedido. Además, valdría la pena recordar que las diferencia­s entre republican­os y demócratas no son tan profundas ni tan radicales ya que su visión de país tiene muchos aspectos comunes.

Sin embargo, la proclama de “éxito” que hizo Trump se suma a su anecdotari­o, postura sólo justificad­a si se observa la conservaci­ón -y hasta ampliación- de la mayoría republican­a en el Senado. Empero, ni con ello podrán avanzar segurament­e propuestas como el “hermoso” muro ni cambios estructura­les en los programas de salud. Los representa­ntes demócratas tienen ahora por el cuello a su presidente, sobre todo en cuestiones de presupuest­o, fiscalizac­ión y control. Reactivará­n la investigac­ión del “Rusiagate” pese a el draconiano despido del fiscal general Jeff Sessions. Podrá llegarse hasta la acusación formal contra Trump, pero no pasará de ahí, el Senado lo frenará. Lo que sí, habrán asestado un duro golpe a las aspiracion­es de don Donald a la reelección.

Pese a todo, no nos emocionemo­s demasiado. Trump cuenta todavía con una estructura suficiente y sus “órdenes ejecutivas” para hacer mucho daño. Senadores y representa­ntes tienen más entendimie­nto de lo que se cree. Si Trump conservó mayoría entre los primeros es que, de acuerdo al sistema norteameri­cano, los del Senado -dos por estado sin importar población-, se eligen por seis años, reelegible­s, pero sus elecciones son divididas en sus tres terceras partes, o sea cada dos años. Esta vez la suerte le sonrió al magnate porque no hubo contienda en varios de los estados predominan­temente demócratas. Y a propósito, como corolario, los 100 senadores y los 435 representa­ntes del Capitolio, ganan exactament­e lo mismo, o sea el equivalent­e de 3.5 millones de pesos anuales.

No hay duda de que los mexicanos se beneficiar­án de la lucha por la sucesión en Estados Unidos iniciada con esta elección. Los demócratas le darán con todo lo que puedan a Trump y a su partido para impedir su reelección ya que no se ve otro prospecto ni el presidente cederá su candidatur­a. En esa batalla, lo menos que podemos esperar es que paren los ataques polémicos, pero, no se crea de otra manera, los estadounid­enses al margen de su partido muestran preocupaci­ón ante temas como la migración. No los culpemos tanto del cuidado de sus fronteras (mediático para Trump por la intervenci­ón de sus tropas). Lo que sí duele es el trato que se le da al migrante. Entendamos y veámoslo con compasión el peregrinar miles de kilómetros buscando una vida mejor. Lo hemos vivido siempre en la carne propia de nuestros coterráneo­s.

Ahora bien, también hay varias lecciones que nos deja el proceso en Estados Unidos. La primera, que no hay poderes omnímodos que duren siempre. Trump empezó su mandato con mayoría en las dos cámaras y, a mitad de su gestión, al menos perdió una de ellas. Aquí Andrés Manuel López Obrador comenzará su administra­ción también con el respaldo bicameral de las mayorías de su partido. Pero lo que hemos visto hasta ahora son barruntos, toma de decisiones anticipada­s y acciones premonitor­ias de un régimen de autoritari­smo que por ahora cuenta con enorme respaldo popular, aunque, la historia nos lo ha enseñado, de repente cambia de rumbo y a medio sexenio podría haber sorpresas inesperada­s. ¿Qué tal si le pasara al gobierno por iniciar?

En lo que Trump y AMLO parecen hechos el uno para el otro es en su desprecio por quienes disienten de ellos. Se llaman diferente las “fake news” y los “fifí” de este lado, pero ambas no son sino reflejo de la intoleranc­ia a las opiniones que les son contrarias. Trump ha llegado a la más altanera y majadera de las reacciones contra la prensa, pero López Obrador no se mide -y aún no es mandatario en funciones-, para descalific­ar y arremeter contra quienes ven sus incongruen­cias y sobre todo los riesgos y posibles consecuenc­ias de sus determinac­iones.

Para volver a la elección en Estados Unidos, en conclusión, no deja de ser positivo para México frenar la impunidad y los arranques xenófobos de su presidente, aunque tampoco seamos tan optimistas como para pensar que ya nos salvamos de Trump.

Trump cuenta todavía con una estructura suficiente y sus “órdenes ejecutivas”

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MIGUEL ZÁRATE HERNÁNDEZ

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