La inmensa Roma de Cuarón

Ayer, el cineasta Alfonso Cuarón escribió esto en su cuenta de Twitter: “Quiero muchas más funciones en México, tenemos todas las salas que hemos podido conseguir que, tristemente, son

40. Para poner las cosas en perspectiva,

en Polonia se exhibirá en 57 salas yen Corea

del Sur en 50. ROMA está disponible a todas las salas que la quieran exhibir”. Unos minutos después, Cuarón contestó a un comentario en Twitter que decía que todo era culpa de Netflix que pidió a los exhibidores comerciales mexicanos que la pasaran “de cuates”. Cuarón fue contundente diciendo que era “una mentira abismal”. En un tercer tuit, Cuarón anunció que las salas de la UNAM ya la exhibirán.

Cosas de este México en el que vivo y, supongo, la modernidad o la ambición de alguien, la que creo es la mejor película mexicana en décadas, tal vez de la historia, se estrenará en un circuito alternativo de cuarenta y pico de salas.

Si creo que alguien necesita dar explicaciones, pienso, por ejemplo, en Cinépolis y Cinemex.

En unas semanas estará en Netflix para sus muchos suscriptores mexicanos y aunque es cierto que, en esta ocasión, la televisión no parece suficiente para disfrutarla proeza de Cu aróny compañía, la narrativa, la historia, ahí está.

Y lo que verán los mexicanos es una

Se convierte en una reflexión poderosa que nos señala a todos

historia que, ubicada en 1970 y 1971, de muchas maneras podría ubicarse el año pasado. El verdadero drama de Roma es cómo lo que cuenta, lo que sucede en esa casa, en esa familia, podría haber sucedido igual ayer en muchas casas.

Retrato preciso de usos y costumbres de un México que no se va, porque los poderosos no han querido que se vaya, Roma es una película que, porque cuenta una vida “normal”, se convierte una reflexión poderosísima que nos señala a todos.

Es cierto, la anécdota particular que cuenta Roma provoca lágrimas, de las buenas. Pero creo que yo me quedo con la escena donde Cleo va subiendo la escalera hacia la azotea, el cielo inmenso de Ciudad de México detrás de ella. Porque nada ha cambiado. Porque Cleo sigue subiendo esa escalera, ella y todas las Cleo. Y eso me avergüenza, nos debería avergonzar a todos.

Qué joya de película. Corran a verla en el cine, en uno de los inteligentes cines que sí la pasarán.