¿Adiós a la certidumbre….?
Este fue el título, pero en sentido afirmativo, de algunos editoriales de prestigiosos diarios y revistas económico financieras estadunidenses; yo espero que no, que la certidumbre no se vaya porque sin ella no hay inversión, no hay crecimiento y por ende tampoco bienestar.
Mucho he comentado que la nota negativa de Pemex,laconsultaacercadeTexcocoyelasunto de las comisiones bancarias junto a las futuras consultas del gobierno electo, mandan señales de incertidumbre; la verdad es que el entorno global se ha complicado, y lo más sensato sería buscar por todos los medios señales internas que manden mensajes positivos y que regresen —en la medida de lo posible— un sentido halagüeño, se me ocurren dos oportunidades claras y en el corto plazo para lograr esto.
La primera, el discurso de toma de posesión el 1 de diciembre del presidente electo, éste necesariamente tendrá que ser un discurso que le devuelva la confianza a la comunidad financieranacionaleinternacional,measombrómucho ver que ni subiendo las tasas Banco de México a 8 por ciento se haya logrado apreciar el tipo de cambiodenuestramoneda.Esdolorosoverque estamosasumiendounmayorcostodeladeuda que nos afecta a todos los niveles de mexicanos, porque tenemos que pagar una deuda más cara ynosevenbeneficiosenelcortoplazo;aunadoa esta mala noticia es muy probable que la Reserva Federal en EU aumente sus tasas en diciembreyporlotantonosotrostambién,llegandoen México a un nuevo nivel de 8.25 por ciento.
Decía que globalmente las cosas no son fáciles, simplemente en el último mes el petróleo ha bajado cerca de 36 por ciento (nivel más bajo desde octubre de 2017), lo que significa también una caída en los ingresos de Pemex; en EU hoy permanece un sentimiento negativo en torno a los mercados financieros,