De la GQ a la Gazzetta
El futbol moderno ha llegado a confundirse tanto, que a veces no sabe si es más importante el jugador que aparece en la portada de la revista
GQ, o el que destaca en la primera planadelaGazzettadelloSport.La fama y el futbol tienen destinos similares, casi siempre terminan en el mismo restaurante; pero tienen orígenes muy distintos, la fama puedeaparecerdemuchasformas: siendo rico, alto, bueno, malo, simpático, genio, poeta, loco, guapo y hasta feo. Mientras el futbol, solo llega en forma de balón. Héctor Herrera, estupendo futbolista, fue retratado por el semanario antes que por el diario; una hazaña tratándose de un galán tan discreto.
Inter, Roma y Juve saben que el calcio necesita peritaje, y a eso se dedica el mexicano
Famoso por recibir la pelota al mismo tiempo que retorcer el cuello, su perfil aguileño le permitió olfatear el buen futbol en todos los rincones del estadio: Herrera afilaba su nariz, aleteaba con las orejas yplaneabasobrelosespacioslibres del campo. Tocó el balón con todos lossentidos:tuvogustoporeljuego, unamiradasensibleyunoídoatento,querefinóescuchandolospitosy losgritosdelaChampions.Suposición,másqueunlugarenlacancha, esunaprofesiónenlavida:loqueen términosllanosentendemoscomo “oficio”. Jugadores como Herrera son muy difíciles de encontrar, por eso el interés de la aristocracia italiana.Inter,RomayJuvesabenque elcalcionecesitaunperitaje,yaeso sededicaelmexicano.
Trascendental en el andamiaje de sus equipos, debe ocupar cuanto antes un puesto de influencia en el eje central europeo, donde se construyen los grandes títulos en sitios clásicos. Porque ninguna línearecibetantosderechoscomola delmediocampo,yningúnmediocampista adquiere tantas responsabilidades como el mediocentro. De esa parte del juego, tan diestra como siniestra, se encargan hombres de trabajo y progreso. Herrera, el cerrajero que abre y cierra do
Dragao, es uno de ellos.