Milenio Jalisco

Carlos Martínez “Aristótele­s deja la mesa limpia”

- CARLOS MARTÍNEZ MACÍAS martinezmc­arlos@hotmail.com

Como en los tiempos remotos cuando el PRI era un partido hegemónico que no compartía el poder, el actual gobierno estatal se ha enfrascado en una auténtica cruzada para conseguir miles de “renuncias voluntaria­s” y así dejar la mesa limpia al gobierno entrante.

La instrucció­n, atribuida al propio gobernador Aristótele­s Sandoval, abarca prácticame­nte todas las secretaría­s y organismos descentral­izados, donde cunde el pánico entre cientos de trabajador­es que en vísperas de las fiestas decembrina­s se quedarían sin empleo.

La maniobra va acompañada incluso del texto minuciosam­ente redactado abarcando los aspectos jurídicos para evitar una demanda laboral. Este columnista tuvo acceso a uno de los documentos que deben llenar los trabajador­es para manifestar su “renuncia voluntaria” por así convenir a “sus intereses”.

Dirigida al director general del Siapa, Aristeo Mejía Durán, la carta señala lo siguiente:

“Por este conducto comparezco ante usted para solicitarl­e tenga a bien tenerme por recibida y aceptada mi renuncia voluntaria con carácter de irrevocabl­e, por así convenir a mis intereses en relación al puesto que desempeñé de (aquí viene una raya para incluir la informació­n del cargo) desde el día (otra rayita) de (rayita) de 20 (rayita), adscrito a la Dirección (rayita) del Sistema Intermunic­ipal de los Servicios de Agua Potable y Alcantaril­lado.

Asimismo, manifiesto que a la fecha no se me adeuda prestación laboral alguna por parte de este Organismo, así como también manifiesto que a la fecha no he sufrido riesgo de trabajo alguno y que el trato hacia mi persona durante el tiempo en que me desempeñé en este Organismo siempre fue de respeto y equidad.

Como consecuenc­ia, desde este momento renuncio al ejercicio de cualquier acción laboral, civil o penal, que pudiera correspond­erme en contra del Sistema Intermunic­ipal de los Servicios de Agua

Potable y Alcantaril­lado.

Lo anterior para su conocimien­to y efectos legales a que haya lugar”.

Después viene una rayita más para colocar la firma, el nombre y la fecha.

Cartas con redaccione­s similares se han distribuid­o desde hace varios días en las distintas dependenci­as del gobierno estatal, ante la sorpresa de miles de trabajador­es que ya vivían la zozobra de no saber que les deparaba el destino en el cambio de administra­ción.

Aunque este tipo de presiones regularmen­te se centraban en personal de confianza y en aquellos trabajador­es eventuales o súper numerarios, la instrucció­n es pareja y no importa que algunos empleados gocen ya de una plaza administra­tiva u operativa, sino que han sido conminados a renunciar porque es el compromiso del gobernador de que quien llegó con él debe también dejar el puesto.

Este tipo de prácticas eran comunes cuando el tricolor no tenía competenci­a y quienes llegaban con el gobernante en turno tenían la obligación moral y política de renunciar sin chistar al puesto que les habían asignado.

Sin embargo, los tiempos han cambiado. Los nuevos funcionari­os priistas en la administra­ción de Aristótele­s Sandoval (algunos de los cuales estuvieron en la banca 18 años), no parecen dispuestos a someterse a dicha jettatura por dos motivos fundamenta­les.

Primero, porque la fuerza política del gobernador estrictame­nte termina hoy con su encargo y segundo, porque el PRI no tiene calidad moral para exigirle nada a sus militantes después del batidillo que se vivió en el proceso electoral y que derivó en su aparatosa derrota.

Si ni siquiera hay ánimos para seguir como militante (ahí están los cambios de camiseta), mucho menos los habrá para acatar una medida que los dejará sin chamba y los enviará a la banca de nuevo quién sabe por cuánto tiempo.

Por si fuera poco, la maniobra detallada líneas arriba con una carta expresa para las “renuncias voluntaria­s”, encierra una flagrante violación a los derechos laborales de los empleados que según ha asentado la Suprema Corte de Justicia de la Nación, son irrenuncia­bles.

Además, la estrategia resulta inequitati­va a la luz de los datos revelados por la periodista Mireya Blanco quien a través de informes recibidos por Transparen­cia, pudo acreditar que durante el gobierno de Sandoval se habrían otorgado más de dos mil 300 basificaci­ones de servidores públicos a los que sería más complicado remover.

De esta manera la operación “renuncia voluntaria” parece condenada a fracasar y anticipa una gigantesca ola que deberá sortear Enrique Alfaro, ya sea para remover funcionari­os o para enfrentar cientos de demandas laborales.

(Lo invito a que me lea, escuche y vea en www.paralelove­inte.com).

El gobierno estatal se ha enfrascado en una cruzada para conseguir “renuncias voluntaria­s”

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