Perdón y olvido
En Jalisco no habrá perdón y olvido, declaró con enjundia, el ahora gobernador de Jalisco. Frase enigmática si alguna. Reunir perdón y olvido tal si fueran dos acciones articuladas no se comprende con facilidad. Un breve repaso de esos significados puede ayudar a comprender el dicho del gobernador. Perdón refiere a la capacidad de los seres humanos de ofrecer una segunda, tercera, y más veces un mismo don, y por extensión, una misma oportunidad. Esta capacidad no es natural, es decir, no está en nuestra biología. Es aprendida en el transcurso de la vida. Y puede nunca ser aprendida por alguien. La donación por excelencia es la confianza que dispensa una persona en otra, o para nuestro caso, una sociedad en sus miembros. Confianza de que esa persona pensará y actuará según piensa y actúa un ser humano y social ante sí y ante los otros miembros de esa sociedad. De ahí, perdonar es restaurar la confianza perdida en quien no actuó como se esperaba. Está nueva donación no tiene nada con olvidar la causa por la cual se retiró o desapareció la confianza. Puedo perdonar “70 veces 7”, como sugiere Jesús, el Cristo, y nunca olvidar la causa y el daño, de quien confiaba. Olvidar es, dicho en metáfora, borrar del cuaderno de la memoria algo ya escrito ahí mismo. Ahí lo difícil de no olvidar, más allá de perdón o no, pues el olvido es otra película. La acción contraria a la esperada, la cual puede socavar la confianza otorgada suscita enojo, coraje, venganza, odio,
“ganas de matar”, desesperación, tristeza y muchas más emociones y sentimientos. Difícil olvidar la causa y el daño. Perdonar camina en otro territorio. Surge de caer en la cuenta de la propia debilidad y de la posibilidad de también fallar a la confianza de alguien y de la sociedad. De una intuición profunda: El perdón sana a quien lo otorga de aquello propiciado por la falla del otro. Bordea y toca al sentimiento de reconciliación. Es optativo desde luego. “Nunca te voy a perdonar” se puede oír con no poca frecuencia.
No habrá perdón en Jalisco. Quizá habrá castigo para quien agravió a la sociedad. No obstante, castigar no restaura la confianza, pues perdonar implica el arrepentimiento de quien causa el daño y lo repara. El perdón se pide y, en el fondo, no se puede dar a quien no lo pide. Darlo depende del agraviado. Olvidar será muy difícil y no depende del gobierno.
Quizá habrá castigo para quien agravió a la sociedad. No obstante, castigar no restaura la confianza