Por tres minutos todos olvidan sus diferencias
Los poco menos de 20 metros que separan Palacio Nacional y la Suprema Corte de Justicia de la Nación sirvieron para que en un caótico trayecto la ayudantía que vela por la seguridad de López Obrador se viera rebasada nuevamente.
El titular del Ejecutivo federal fue apachurrado, empujado y besado por un tumulto de personas que lo esperaban al salir por una puerta lateral de Palacio Nacional; esta fue la primera vez que un Presidente de la República no ingresa ni se retira por la puerta principal del alto tribunal, ya que afuera se realizaba una manifestación por parte de la Coordinadora Nacional de Usuarios de Resistencia, que demandaba a los ministros que acepten que se les disminuya su salario.
“Avancemos, avancemos”, dijo López Obrador cuando una mujer con blusa guinda se postró enfrente, lo abrazó y besó en dos ocasiones, sin que el personal de ayudantía pudiera evitarlo.
El cuarto y último informe de labores de Aguilar estuvo marcado por sucesos inéditos, uno de éstos hizo que por casi tres minutos se olvidara el conflicto que mantiene enfrentados a los tres Poderes de la Unión por la ley de remuneraciones: el titular de la Corte tuvo que hacer una pausa porque tuvo un mareo y pidió unos minutos para sentarse.
De inmediato, López Obrador le tendió la mano para auxiliarlo, mientras que los titulares de la Cámara de Diputados y del Senado, Porfirio Muñoz Ledo y Martí Batres, respectivamente, también se acercaron al ministro para ayudarlo.
El doctor de Luis María Aguilar, que estaba en el salón de plenos, se acercó para verificar el estado de salud el ministro; en tanto, los ministros Margarita Luna Ramos y Arturo Zaldívar Lelo de Larrea se levantaron de sus asientos también ayudarlo. “Siéntate, que te acerquen el micrófono”, le dijo Luna Ramos.
Cuando Luis María retomó su discursó, sentado, López Obrador aplaudió y los asistentes hicieron lo mismo; la toma del Canal Judicial se abrió e hizo lo que parecía imposible, captó la imagen de los representantes de los tres Poderes de la Unión juntos.
Al final, López Obrador le dio la mano y una palmada en la espalda a Luis María. El Presidente de la República salió de la Corte por la misma puerta que entró, la lateral que se localiza en la calle Corregidora, frente a Palacio Nacional.
Al ver el caos del primer trayecto, la ayudantía organizó a los comerciantes de la zona para apoyarlos y formar una valla que resguardara el regreso del Presidente a Palacio, pero nuevamente se vieron en medio de una ola humana que buscaba acercarse.
“¡Échale ganas pinche viejo!”, “¡no lo empujen porque le va a dar un infarto!”, “¡soy tu fan, me sé todas tus canciones!, ¡te amo abuelo!”, le gritaron, mientras que otros opinaban que el Presidente debe considerar ampliar su personal de seguridad.
“No a la violencia”
En San Lázaro, la diputada priista Claudia Pastor exigió un cese a la violencia contra los representantes del Poder Judicial.
“Leo en las redes, con gran preocupación, que al salir el vehículo en el que viajaba el director de Comunicación Social del Consejo de la Judicatura federal fue agredido por manifestantes, al pensar que se trataba de un ministro”, relató.
"No estamos hablando de cuánto es el monto, estamos hablando de la división de poderes. Y cuidado con la violencia, de verdad están llamando a agredir a ministros y jueces", advirtió.
“No lo empujen, le va a dar un infarto” y “soy tu fan, me sé todas tus canciones”, algunas frases para el tabasqueño