Especie de imbéciles
Decenas, cientos, tal vez una miríada de casos y múltiples relatos que refieren, día con día, robos, asaltos, secuestros, feminicidios, asesinatos y los más diversos crímenes de que somos víctimas de la acción criminal de grupos organizados y quienes -en más de un
caso y en una gran mayoría- están coludidos o son socios de miembros de la policía en todos sus niveles, ya municipales ya estatales o rurales.
Así, la autoridad está rebasada y en la sociedad nos encontramos situados en la más terrible de las circunstancias: somos parte de una estirpe que no ha alcanzado a comprenderelsignificadodela civilidad.Elconjuntosocialdel que formamos parte se empeña en demostrar su estupidez esencial en cada acto y a cada instante. Nos ganan el marasmo, el desinterés y el egoísmo pero más nos gana el afán gandalla por joder al otro sin miramientos, sin escrúpulos, sin sentimientos.
Hoy por hoy, la sociedad mexicana vive inmersa en la podredumbre de las conciencias, la corrupción del espíritu y el vacío del alma. No, no hay valores ni principios y el
único fin es chingarse unos a otros. Además, nos abruma y agobia el sinsentido crítico, nos enorgullece la ignorancia y nos satisfacen la impunidad y la inmunidad. Nada pasa, somos una masa acrítica y dócil, sumisa, sometida, frágil e impotente.
Es esta la voz de quien clama en el desierto, y elevó mis súplicas para que, ojalá, se les de la inteligencia para entender que no se trata de que el gobierno garantice condiciones para tener seguridad. El problema somos nosotros, él problema es la educación, el problema es nuestra natural disposición por la pendejez. Nos dejamos embaucar con facilidad y lo disfrutamos; nos ultrajan y lo gozamos... todo nos creemos y somos muy felices. Somos una especie de imbéciles.
La sociedad mexicana vive inmersa en la podredumbre de las conciencias