Milenio Jalisco

La fiebre escarlata ha regresado

Beisbol. Los aficionado­s de los pingos llegaron hasta cinco horas antes del inicio del partido contra los Padres para disfrutar de todos los atractivos que les ofrece el nuevo estadio de los Diablos Rojos

- RODRIGO ROCHA

Por fin, la Ciudad de México y los Diablos Rojos del México estrenaron el diamante de fuego.

Cinco horas antes de que se cantara la voz de playball, miles de aficionado­s hicieron fila vestidos con camisolas de los Diablos, de los Padres de San Diego y hasta de los Tigres, otrora equipo capitalino, para ser parte de una noche histórica para el beisbol en México.

Mientras la gente llegaba con guantes y pelotas, los revendedor­es trataban de hacer su agosto en pleno marzo al ofrecer a 700 pesos los boletos más baratos, mientras que las plateas, es decir la zona más exclusiva del estadio Alfredo Harp Helú, alcanzaban hasta los tres mil pesos.

Aun así la reventa no ganó anoche, la mayoría de los 20 mil aficionado­s que se dieron cita en el nuevo parque de pelota comenzaron a llenarlo desde las cuatro de la tarde, tres horas antes de que se hiciera el ceremonial lanzamient­o de la primera bola.

“El estadio está muy bonito”, aseguró don Rogelio, un señor quien iba acompañado por toda su familia. “Yo soy un gran aficionado al beisbol, desde hace muchos años, y estoy muy contento de ver todo esto que están haciendo por este deporte”, dijo apenas puso un pie dentro del nuevo templo beisbolero.

Desde los primeros minutos, el espectacul­ar inmueble se llenó de niños que lanzaban pelotas, emu- lando a ídolos de los Diablos Rojos del México, como Ty Gainey, ganador de la Triple Corona de Bateo, pero también soñando en ser como Tirso Ornelas o Andrés Muñoz, un par de mexicanos que pertenecen a la novena liga mayorista de los Padres de San Diego.

Al caer la noche, el parque capitalino se encendió para hacerle honor al mote de Diamante de Fuego y dar paso a la inauguraci­ón, en la que, en un breve discurso, el presidente Andrés Manuel López Obrador reiteró que apoyará a todos los deportes antes de cerrar con una frase: “El beisbol es más que un deporte, es una pasión”, que arrancó los aplausos de los asistentes.

Cuando el reloj marcó las 18:48 horas, el primer mandatario se dirigió a la lomita de las responsabi­lidades del nuevo parque de pelota y lanzó la primera bola, que fue atrapada por Alfredo Harp Helú, dueño del equipo escarlata.

Por fin se acabó la sequía y el beisbol regresó a la Ciudad de México y Diablos Rojos tienen una casa después de peregrinar por el Parque Delta, que años después se convirtió en el Parque del Seguro Social, el Foro Sol y el Fray Nano. Por fin, la ciudad estrenó su Diamante de Fuego.

Beisbolero­s de hábitos

El beisbol es un deporte de tradicione­s… hasta para la comida y los aficionado­s que se dieron cita ayer para la inauguraci­ón lo saben.

Si bien muchos asistieron para conocer el nuevo recinto deportivo y disfrutar del juego, también fueron para degustar los tradiciona­les tacos de cochinita, que se han hecho tan famosos como los campeonato­s de la novena escarlata, la más ganadora del beisbol de verano en el país.

Los de cochinita son un clásico para acompañar al Rey de los Deportes en la Ciudad de México desde hace años, porque, según palabras de Mariana, una aficionada a los pingos y de la pelota caliente: “Son una probadita del cielo... en el infierno”.

A un precio de 15 pesos por pieza, las filas de los tacos sobresalía­n por encima de las del resto de los alimentos: tortas, hot dogs, hamburgues­as, chili dogs y botana.

Al cuestionar­le por qué prefería los tacos de cochinita, Roberto lanzó una recta de 90 millas: “Es que son muy ricos”, dijo y de inmediato consiguió la aprobación del resto de las personas que estaban en la fila.

Sin embargo, las opciones gourmet en el Alfredo Harp Helú son muchas más. Las hamburgues­as (75 pesos), los hot dogs (45) y la botana preparada (50) son también muy solicitada­s.

Y para saciar la sed: las cervezas (sencilla, 50; doble, 100) y los refrescos (30).

“Este es el mejor estadio de beisbol de México y todo es obra del señor Alfredo Harp, a él hay que agradecerl­e este bello lugar”

José Maiz

Presidente de los Sultanes de Monterrey

Pero si hablamos de tradicione­s beisbolera­s, no se pueden olvidar los souvenirs. La Tienda Diablos lució abarrotada y los artículos que más llamaron la atención fueron los llaveros de 99 pesos o las chamarras de 1,699.

Y si se busca algo más ad hoc, las gorras, de las cuales hay una gran variedad, van de los 549 a los 650 pesos, las playeras cuestan 269 y los jerseys, de los que no solamente hay colores blanco y rojo, sino que también puede encontrars­e la edición especial en negro por un costo de 899 pesos.

Visitar el estadio Alfredo Harp Helú va más allá del beisbol, puesto que incluso habrá un escenario musical para que, al final del juego, los fanáticos puedan estirar las piernas y sacar sus mejores pasos al ritmo del rock and roll, cumbia, salsa y norteña.

 ?? I. LÓPEZ ?? El nuevo estadio, ideal para disfrutar del beisbol en familia.
I. LÓPEZ El nuevo estadio, ideal para disfrutar del beisbol en familia.
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico