Memorando
Quién sabe lo que habrá ganado con la CNTE, además de otorgarle aún más poder ante la nación entera. Con el memorando que manda al diablo la denominada “mal llamada reforma educativa”, el presidente Andrés Manuel López Obrador sí que logró echarse encima a la oposición en el Congreso, a la Comisión de Derechos Humanos, al mundo jurídico del país, a los opinadores, a los críticos y a quienes le daban el beneficio de la duda.
Todavía tiene la posibilidad de dar marcha atrás y concentrarse en afinar la nueva reforma con diputados y senadores, como le ha pedido la Comisión Nacional de los Derechos Humanos. A fin de cuentas la “mal
llamada” está vigente en la Constitución desde hace seis años y seguirá mientras el Congreso de la Unión no acuerde otra cosa.
No hay memo que valga. Hace apenas unos meses el Presidente protestó guardar y hacer guardar la Constitución. También protestó desempeñar su cargo “mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión”, pero ese bien y esa prosperidad no pueden buscarse por fuera de la Carta Magna, que por eso se llama tan feo.
La CNDH reaccionó contundente.
"Este organismo nacional formula un respetuoso exhorto al Poder Ejecutivo federal para que en cumplimiento a la protesta que hizo al asumir el cargo, así como a las obligaciones constitucionales inherentes al mismo, rectifique las instrucciones que ha girado".
Le pide que haga lo necesario para garantizar el derecho a la educación en el país y, si no le gusta el contexto legal, que acuda a la Suprema Corte o al Poder Legislativo.
Quién sabe si la Comisión tenga éxito y qué siga después de un exhorto así. Un punto importante es que AMLO ve la Constitución de una manera similar al resto de las instituciones: “Está muy parchada, remendada... últimamente también se afectó mucho no solo la letra, sino la esencia, el espíritu de la Constitución”, dijo el mismísimo 5 de febrero. Y añadió: “Vamos a impulsar reformas que van en tres sentidos: primero, que en la Constitución quede completamente definido el delito de corrupción... segundo, que no haya impunidad y tercero, establecer una auténtica democracia”.
El ya célebre memo acaba mandando mensajes para todas partes.
A sus secretarios, los destinatarios directos, los mete en problemas de aplicación de órdenes. Al poder Legislativo lo notifica entre líneas: si no aprueba las leyes como las necesita, habrá memorando. Claro que ya hay reacciones.
A los maestros de México, los afiliadosalSindicatoNacionaldeTrabajadores de la Educación, los parece orientar: siquierenlograralgomirenasubelicosa hermanita menor, la Coordinadora.
Y los líderes de la CNTE se llevan las palmas. Toda su lucha adquiere sentido si logran mover al Presidente. Voy a cumplirles hasta que estén satisfechos, ése es el mensaje para ellos. Y nunca lo estarán, porque estar satisfechos no está en su naturaleza. Estiran la liga hasta donde vaya dando, dispuestos a llevar las cosas al grado de ser un estorbo para la Presidencia, para la educación y para el país.
Lo peor es que con estas medidas López Obrador acabará dando argumentos a todos los que anticipadamente han querido ver en él a un personaje autoritario. Todo indica que a él le tiene sin cuidado este diagnóstico temprano... pero sus críticos están encantados.
La CNTE se lleva las palmas; su lucha adquiere sentido si mueven al Presidente