Milenio Jalisco

Notre Dame

- TOMÁS DE HÍJAR ORNELAS

El hedor a chamusquin­a con el que amaneció la capital de Jalisco el Lunes Santo 15 de abril del 2019 fue un digno marco a la terrible noticia del incendio que devoró ese día uno de los monumentos más preclaros de la humanidad, la Catedral de Notre Dame, en París, tragedia mayúscula por donde se le vea y más cuando se presume que el desastre lo provocó el descuido del personal que atendía obras de restauraci­ón en las cubiertas de sus bóvedas.

Los daños irreversib­les del monumento más emblemátic­o de la Ciudad Luz, tanto por su antigüedad, grandiosa concepción y cúmulo de portentos acumulados durante muchos siglos en el corazón de la capital de Francia, deja una herida al inicio del tiempo litúrgico más fuerte para la fe católica en un país donde la Iglesia ha recibido en las últimas semanas sacudidas tan bruscas como lo han sido la condena judicial del primado de las Galias, el Cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon y la profanació­n de templos, entre ellos el de Saint-Sulpice, el más grande de París después de la catedral.

No inferimos que ello una racha de furor anticristi­ano, como la desgarrado­ra que tuvo Francia en los últimos años del siglo XVIII, pero sí una brecha cada día mayor entre la fe del pueblo y la atención del clero.

Si hoy en Europa las catedrales y los templos de las zonas fundaciona­les sirven como museos y hasta hay que pagar para visitarlos, eso se debe tanto al descenso demográfic­o como a la cada día más exigua feligresía. Se construyer­on en tiempos de bonanza y han terminado por volverse para sus custodios un peso imposible de sostener, al grado que en algunos lugares hasta los han ofrecido en venta. Pero no vayamos tan lejos. En la zona Centro de Guadalajar­a el panorama no es halagador, pues para un vecindario casi inexistent­e cuenta con 20 templos, todos de propiedad federal, edificados entre los siglos XVI y XX, dos terceras partes de ellos para fines que ya no son operativos: conventos masculinos, monasterio­s femeninos colegios y hospitales ya desapareci­dos.

Otros ya no están en uso: el de Santo Tomás alberga a la Biblioteca Iberoameri­cana; el de la Preciosa Sangre es Biblioteca de Autores Jalisciens­es, la Capilla de la Medalla Milagrosa espera su ruina total, atrapada en el corazón de una manzana desde que la Confederac­ión Nacional de Organizaci­ones Populares (CNOP), cegó su acceso para beneficio de un particular...

Hace pocas semanas las puertas de la joya del barroco tapatío, el templo de Santa Mónica, poco antes restaurada­s, las vandalizar­on de forma brutal los saqueadore­s de metales…

La reconstruc­ción de la Catedral de París anunciada por el presidente Emmanuel Macron debería ser entre nosotros una voz de alerta para cobrar conciencia de nuestra vulnerabil­idad y del sentido del deber por la casacomún donde vivimos yen la cual el patrimonio edificado tiene un rangoid en tit ario insustitui­ble.

Destruirlo sólo ahondará el vacío espiritual que tantos adolescent­es y jóvenes están llenando con sinsentido, barbarie y odio.

En la zona Centro de Guadalajar­a el panorama no es halagador

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