AMLO: días de guardar
Presidente: sigue contando con la mayoría; hay muchas cosas buenas que se están haciendo. Ojalá que estos días reflexione dónde vamos bien y dónde hay que dar un golpe al timón.
La conducción de los asuntos del país no puede ser un tema de voluntarismo, confrontación ni exclusión. Semana Santa tendría que dar al presidente Andrés Manuel López Obrador una pausa para reflexionar en estos “días de guardar”.
El Presidente debe ser el último peldaño del desgaste político, pero los efectos de sus decisiones y las de su gabinete afectan a miles y hasta millones. Las expectativas cambian, el desencanto empieza.
Las conferencias mañaneras, ¿no será mejor reducirlas a dos o tres por semana? Es del dominio público la falta de coordinación y comunicación en cuanto al manejo de cifras, lo cual manda una mala señal de su administración.
López Obrador debe rectificar las veces que sea necesario; la humildad es la mayor virtud.
También escuchar a los organismos internacionales cuando formulen alguna recomendación, o a la sociedad civil cuando pide continuar con las estancias infantiles o comedores comunitarios.
Prevenir conflictos como la regularización de los maestros fuera del Fondo para el Pago Educativo (FONE), pasto seco que puede incendiar las praderas de Guerrero, Michoacán, Oaxaca
o Chiapas.
O fijar una postura en torno a la política agresiva de Donald Trump. Primero está la patria y después la política.
¿Hasta dónde le son redituables los vuelos comerciales? Su presencia en los aeropuertos será cada vez más complicada; el ejercicio de gobierno genera desgaste, los reclamos crecerán.
Usar uno de los aviones que se han puesto en venta es algo normal para un Presidente, no digo que el presidencial, que resultaría una bofetada para el pueblo de México, pero sí otro que le permita llegar con puntualidad a sus compromisos.
Aspiramos a tener un mandatario sano y por seis años; viajar por carretera desgasta. No olvidemos que en noviembre de 2013 fue sometido a una intervención.
Todavía hay tiempo para reflexionar respecto al Tren Maya, Dos Bocas, Santa Lucía, y consolidar las zonas económicas de nuestro país.
Voté por AMLO no por buscar un cargo, sino por considerarlo la opción que daría una nueva orientación a mi país y a mi estado.
Presidente: usted sigue contando con la mayoría; hay muchas cosas buenas que se están haciendo. Ojalá que estos días reflexione dónde vamos bien y dónde hay que dar un golpe al timón. Se lo deseo de todo corazón.
Del anecdotario
Pachuca fue de los primeros ometepequenses que corrió la aventura de incorporarse como auxiliar de cocinero en un barco de la Segunda Guerra Mundial y que hizo largas travesías por el mundo de la fantasía.
Presumía conocer todas las ciudades del planeta. Una vez, un paisano, para probarlo, le preguntó: “Oye, Pachuca, ¿conoces Canadá? —Por supuesto que la conocí. —¿Y Canada Dry? (que era un refresco).
—También lo conozco. —¿Cuál es la diferencia entre uno y otro?
— Que Canada Dry es más pintorrusco —El buen Pachuca quería decir pintoresco.
Después de 20 años de regresar a su querido Ometepec, un día platicó a un paisano que acababa de recibir un telegrama desde Shanghai y compartió su contenido: “Acaba de nacer un nuevo hijo en esa lejana ciudad; estoy feliz”, decía.
Era excepcional, único, tuve la fortuna de tratarlo y hacerme su amigo. Alguna de esas tardes lo encontré en el zócalo y con entusiasmo me compartió que estaba haciendo injertos de mangos petacones.
—Qué tal, licenciado, ¿cómo le ha ido?
—Muy bien, Pachuca —le contesté.
—Fíjese que acabo de hacer un injerto de mango con checos.
—¿Estás mezclando el mango mexicano con el mango checoslovaco? Maravilloso, Pachuca.
—No licenciado, los estoy mezclando con checozapotes.
Obviamente no pude contener la risa.
Donde quiera que estés, que Dios te bendiga, querido Pachuca.
La vida es así…
Todavía hay tiempo para repensar respecto al Tren Maya, Dos Bocas, Santa Lucía...
* EX GOBERNADOR DE GUERRERO