De emergencias y culpas
El culpable (The Guilty) la opera prima del escritor y realizador sueco- danés Gustav Möller, fue una de las sorpresas del año 2018 en los festivales Sundance, Rotterdam y Zürich. En tiempos de reciclaje de películas de superhéroes y géneros híbridos con personajes y estructuras complejas público y crítica festejaron la exhibición de un thriller efectivo y original que mantiene al espectador al borde del asiento. El culpable es un thriller inteligente que reta la capacidad de imaginación del público y el trabajo de deducción y respuesta a cambios argumentales bruscos.
Basta un espacio, hora y media de tiempo continuo, una línea telefónica, una pantalla de computadora y un protagonista son dilemas fuertes, para armar una trama de suspenso, cambios de ritmo y variaciones de un tema
central del filme. El espacio único en el que sucede todo es el Centro de atención de llamadas de emergencia de Kopenhagen, Dinamarca. El protagonista que atiende las llamadas telefónicas es el comandante de policía Asger Holm quien fue transferido al trabajo administrativo por estar sometido a una investigación por uso indebido de su arma. Frente a la pantalla con el mapa de la ciudad y el teléfono que no deja de sonar, el agente trabaja de mala gana, molesto por la rutina y preocupado por la entrevista del día siguiente que decidirá si puede volver a la calle. Todo cambia con la llamada de una mujer que pide auxilio porque está en un coche, secuestrada por su ex esposo que la sacó de su casa dejando solos a sus dos pequeños hijos. La llamada saca a Asger de su letargo y activa su instinto detectivesco y estrategia de localización y rescate que involucran patrullas y servicios de emergencia de la ciudad y su entorno.
Como guionista y director Gustav Möller decidió basar su filme en el poder de la banda sonora y confiar en un público capaz y dispuesto a construir la trama a partir de los sonidos.
Por la línea telefónica se escucha la respiración, las quejas, preguntas, gritos de auxilio, palabras desesperadas y argumentos de los personajes involucrados en la comunicación. Los ruidos, sonidos y diálogos cargan información que nos permiten unir las piezas del rompecabezas y enterarnos de los sucesos, la situación de la víctima y los intentos de Asger de salvar a la secuestrada y sus hijos. La posibilidad de cometer un nuevo error por actuar de manera precipitada deja en claro que lo que sirve de premisa y motor al filme es la culpa. Möller realizó un thriller que nos recuerda filmes como The Call (2013). Sus personajes, desarrollo y tono, sin embargo, son característicos para el cine europeo. La radicalidad narrativa y estilística con la que Möller se aleja de las convenciones genéricas provocan que la central de emergencia se convierta en un confesionario en el que no sólo se admiten sino asumen y purgan las culpas. Para los amantes del thriller los giros argumentales son absolutamente enriquecedores ya que demuestran que la percepción nos puede engañar y que las cosas a menudo no son lo que parecen.
Para los amantes del thriller los giros argumentales son... enriquecedores