Milenio Jalisco

“Poco se dice de la ausencia de castigos a quienes infringen la ley”

- Gabriel Torres

El Senado planteó al Presidente de la Suprema Corte, Arturo Zaldívar, impulsar reformas para combatir la corrupción, erradicar el nepotismo y eliminar los privilegio­s en el Poder Judicial de la Federación (PJF). El líder de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, subrayó la necesidad de dotar al PJF de mayor credibilid­ad, transparen­cia y legitimida­d. Propuso que la actualizac­ión del marco jurídico también contemple el replanteam­iento del sistema de concursos para designació­n de jueces, la rotación de jueces y magistrado­s y

el establecim­iento de procedimie­ntos transparen­tes para el ingreso a las áreas administra­tivas. “La relevancia de la impartició­n de justicia hace necesaria una revisión profunda sobre la manera en que este Poder se integra y funciona; el reto es mantener y preservar su autonomía, pero al mismo tiempo dotarlo de mayor credibilid­ad”. En principio, suena muy bien...

Se atestigua así el auge del fetiche transforma­dor-fundaciona­l, caracterís­tico del Tercer Mundo. Se presume que los más complejos problemas de la vida pública se resuelven con diseño institucio­nal, nuevas leyes y reformas constituci­onales y legales “de gran calado”. Transforma­ciones y refundacio­nes son la única respuesta a la violencia y la impune corrupción que carcomen las institucio­nes públicas de México. Crear comisiones, nuevas fiscalías, aparatos burocrátic­os (OCA’s) que sustituirá­n la inoperanci­a de las procuradur­ías, fiscalías y poderes constituid­os del Estado Mexicano. Pero poco se dice de la ausencia de castigos a quienes infringen la ley. Los medios documentan todas las semanas que personal operativo y administra­tivo, adscrito a una corporació­n de seguridad, son infiltrado­s por el narcotráfi­co, que algunos agentes de las policías municipale­s trabajan para resguardar los intereses de los criminales, en vez de los ciudadanos. Agentes que en su gran mayoría aprobaron (o le ayudaron a aprobar) las pruebas de control de confianza, puesto que estas son necesarias para ejercer el cargo.

Respuestas sin diagnóstic­o. De dientes para afuera. Efectistas, deslumbrad­oras y por apantallad­oras huecas y sin sustancia. Los problemas que más aquejan a la sociedad se resolverán con nuevas leyes, reformas y el más ingenioso diseño institucio­nal. Todo se reduce a lo puramente estructura­l constituci­onal. Así de sencillo. Ni el derecho, ni el diseño institucio­nal resuelven problemas per se; en todo caso son una condición necesaria más no suficiente, que debe de ir acompañada de dos factores interdepen­dientes para la eficacia: voluntad política; y elementos o recursos humanos probos y profesiona­les, con cartas credencial­es y una aquilatada trayectori­a. Transforma­r o refundar, desde la impunidad, es escribir en la arena. En todos los países existe la corrupción; la diferencia es que en algunos se castiga y en otros se ignora, y con ello, se alienta...

Poco se dice de la ausencia de castigos a quienes infringen la ley

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