“Casi normales es tan extraordinaria que a ratos duele, pero ante todo cura”
Hay muchas obras extraordinarias que apenas aguantaron Semana Santa para decir adiós. Hicieron ese esfuerzo extra porque sabían que muchísima gente vendría de fuera a Ciudad de México con tal de alcanzarlas. No fue fácil, se les aplaude, se les agradece, se les admira.
Una de esas obras fue Happy con Pablo Perroni, la cual realmente espero que regrese. Debo decir que no dejo de maravillarme de la capacidad de Pablo para nunca parar. Siempre tiene una, dos o hasta tres puestas en escena en diferentes etapas de producción. Muchas veces todas montadas al mismo tiempo. Echen un ojo a todo lo que ocurre alrededor del teatro Milán y sus otros espacios y quedarán igualmente impresionados que yo. Se los aseguro.
Les Misérables tiene una semana más. Nada nos detendrá de estar en el teatro Telcel el próximo domingo porque, la verdad, considerando todo lo que Federico González Compeán, Julieta González y Morris Gilbert, junto con todo su enorme equipo, lograron en un país donde el teatro no es tomado como prioridad (pero chequen el gasto de chelas a la hora del fut) fue extraordinario. Extrañaré mucho a esta vuelta de la historia de Jean Valjean, el prisionero 24601, que en español tenía otro número para que rimara y funcionara con la partitura. Curiosidades de las adaptaciones. Y sin duda habrá más en un futuro del “musical de los musicales”.
Pero entonces, ¿para qué se busca un teatro? Pues resulta que el domingo también terminó una de las mejores obras, en términos de impacto y emoción, que he tenido la oportunidad de ver en mi vida. Ya les había hablado de Casi normales y francamente no puedo creer lo rápido que pasó el tiempo desde que se logró montar en México. Desde hace años hubo muchos enamorados del texto de Bryan Yorkey y música de Tom Kitt y varios intentos de montarla profesionalmente.
Dependió de dos jóvenes, muy jóvenes productores (de quienes se estará escribiendo mucho muy pronto) para que esta obra musical que trata con la salud mental, por fin recopilara en desbordado talento de Susana Zabaleta (cada día la admiro más) Fede Di Lorenzo y un elenco de ensueño.
Un elenco que busca teatro. Estaban en el Aldama y desde el principio sabían que ahí vive El Tenorio cómico. Nada que podamos hacer al respecto por ahora. Pero sé que quieren seguir y yo no me imagino mejores espacios que el Insurgentes o el Libanés si en algún momento se encontrara un espacio entre obras.
Casi normales es tan extraordinaria que a muchos les va a costar trabajo. A ratos duele. Pero ante todo cura. Lo hizo por mi la primera vez que la vi hace 10 años en Broadway e increíblemente lo hizo todavía mejor esta vez, en nuestro idioma bajo la batuta de Diego del Río. Así que, y esto lo digo yo, se busca teatro para una obra casi normal. Créanme, es de las que crecen de boca en boca y muchos ya no alcanzaron a verla aquí.
Pues resulta que el domingo finalizó una de las mejores obras en términos de impacto y de emoción