¿Hay que arrasar con todo?
No todo lo anterior debe ser demolido, con el permiso de quienes desacreditan de tajo el progreso democrático alcanzado por este país a pesar de todos los pesares y más allá de los ofensivos excesos perpetrados por las precedentes clases gobernantes.
Un cambio de régimen se puede edificar a partir del repudio absoluto de cualquier herencia recibida pero en este proceso se tiran por la borda logros,
provechos y beneficios que, precisamente por deberse al trabajo conjunto de una sociedad entera –o sea, que no resultan de del plan maléfico implementado por una minoría rapaz ni son tampoco consecuencia de alguna satanizada doctrina como el “neoliberalismo” sino, por el contrario, se pueden considerar auténticas conquistas sociales alcanzadas por los mismísimos ciudadanos—, no pueden ser recuperados nada fácilmente una vez que comenzó ya la vengativa tarea de destrucción de instituciones bajo sospecha
(por decirlo de alguna manera).
¿Qué grandes males podemos atribuirle, por ejemplo, a una reforma educativa que establece mecanismos de control para mejorar la enseñanza que reciben los niños de esta nación, que ya no le cede el manejo de los recursos públicos a una organización de usos corporativistas ni consiente que las plazas de maestros se trafiquen como si fueran propiedad personalísima de quienes las ocupan? ¿Por qué no dejar en pie, y funcionando, aquello que… sí funciona? ¿Por qué no intentar mejorar las cosas en lugar de llegar a arrasar con todo y a no dejar el más mínimo vestigio de lo anterior? ¿Qué posible perjuicio, para su persona, hubiera sobrellevado Obrador al proseguir la construcción del nuevo aeropuerto? ¿Qué objeciones se le pueden poner a organismos autónomos del Estado –como el INAI, el Inegi y tantos otros— creados para fiscalizar de manera independiente los desempeños de la Administración? ¿Cómo fue –si tales entes fueron establecidos calculadamente por ellos, los anteriores gobernantes— que terminaron por evidenciarlos… precisamente a ellos? ¿No andaban cacareando, Enrique Peña y los suyos, unas cifras de disminución pobreza que el Coneval les rebatió de inmediato en sus mismísimas narices? ¿Gracias al INE no perdían elecciones, aquí y allá, los del PRIAN?
En fin…
¿Gracias al INE no perdían elecciones, aquí y allá, los del PRIAN?