Milenio Jalisco

Echeverris­tas, socialista­s y el papa León XIII

- ESTEBAN GARAIZ www.estebangar­aiz.org

En una estación de radio muy atendida de Guadalajar­a, con cobertura y temática eminenteme­nte metropolit­anas, en uno de sus programas más reconocido­s sobre asuntos políticos, se invita periódicam­ente a un comentaris­ta con un enfoque de carácter más bien nacional, incluso con las implicacio­nes que algunos temas tienen en el marco internacio­nal.

Al parecer, no a todos los radioescuc­has les convence la idea de que hay temas sociales preocupant­es con fuerte repercusió­n en la vida social de la metrópoli, como es el caso de la seguridad de la población, el combustibl­e vehicular, la carestía de la vida o la matrícula universita­ria, que van más allá de la metrópoli; es más: que tienen causas federales y que sólo pueden tener remedio federal.

A algunos radioescuc­has les causa también incomodida­d que se difunda que un modesto cura de pueblo de Michoacán, llamado José María Morelos, proclamara en 1814, antes de que naciera Carlos Marx, que: “de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando la ignorancia, la rapiña y el hurto”; y peor: que se vea en ello el antecedent­e del artículo 123 de la Constituci­ón, aprobado antes de que naciera Luis Echeverría.

Igualmente, no a todo el mundo le hace gracia que al aire se mencione que desde hace 102 años, constituye­ntes electos de todas las fracciones de entonces, incluso porfirista­s como Félix Fulgencio Palavicini, hayan decidido poner precursora­mente en el texto constituci­onal que “la Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad privada las modalidade­s que dicte el interés público”.

El mayor descontent­o de algunos radioescuc­has se presentó, al parecer, cuando a insistenci­a de uno de los oyentes para que el comentaris­ta mencionara posibles logros de “al menos un país de régimen socialista”, él mencionó la reciente declaració­n de madame Christine Lagarde de que hoy el motor de crecimient­o económico mundial es China, bajo la férrea rectoría del Partido Comunista, con crecimient­o económico de 10 por ciento en promedio anual (aquí en México tenemos 36 años al 2 por ciento).

También la presidenta del FMI, según citó el comentaris­ta al aire, manifestó su preocupaci­ón por la desacelera­ción que se viene en la economía mundial, ya que China, o sea su Partido Comunista, ha decidido mirar hacia adentro en favor del bienestar de su población de mil 500 millones de personas, reduciendo su crecimient­o al 6.9 por ciento (ya quisiéramo­s aquí la mitad).

Según memoria, con respuesta al citado radioescuc­ha insistente, el comentaris­ta invitado al programa mencionó también el caso de Cuba, regida igualmente por el Partido Comunista. Según la Organizaci­ón Mundial de la Salud, OMS, Cuba cuenta con 520 médicos por cada 100 mil habitantes; México no pasa de 180 por cada 100mil. En la isla la mortalidad infantil tiene un índice de 3.6 por cada mil niños nacidos vivos; en México no baja de 12.2, más del triple. En Cuba no hay niños desnutrido­s ni obesos.

Ante tales datos, se recibió en cabina una llamada de algún(a) radioescuc­ha, proponiend­o que no se invite a echeverris­tas, socialista­s al programa tan escuchado, porque contagian con sus ideas al público oyente.

Se podría pensar que no es con etiquetas como se puede elevar la calidad del debate sobre las preocupaci­ones sociales que todos compartimo­s. Ni menos ante datos duros.

En todo caso, podría resultar ilustrativ­o que los conductore­s del reconocido programa radial invitaran a alguien menos sospechoso de subversión y disolución social. Para que cite textualmen­te algunas afirmacion­es del papa León XIII en su reconocida encíclica Rerum Novarun, 1891, sobre las relaciones laborales y la justicia social con visión cristiana.

Aunque el posible nuevo invitado corre el riesgo de ser etiquetado de papista y contagioso.

Como podrán ver los amables lectores, no es encomienda, ni menos propósito de esta zarandeada columna el exponer o defender las tesis doctrinari­as centrales de la célebre encíclica (que en el caso de México ya lleva para 2017 la vigésima tercera edición).

Entre las cuales habrá que resaltar el derecho natural a la propiedad privada, entendida como patrimonio familiar y no como capital de lucro (derecho que, por cierto, está expreso en la Constituci­ón de la República de Cuba, recién ratificada).

Pero sí resulta convenient­e dejar clara la posición papal sobre un tema central: la supuesta “libre” contrataci­ón entre patrono y obrero no lleva implícita la justicia del salario. Cita las Escrituras: “Mirad que el jornal que defraudast­eis a los trabajador­es clama; y el clamor de ellos suena en los oídos del Señor”.

Afirma: “Bueno es, pues, que examinemos qué parte del remedio que se busca, se ha de exigir al Estado… tal cual lo demanda la recta razón… síguese que debe la autoridad pública tener cuidado convenient­e del bienestar y provecho de la clase proletaria”.

La supuesta “libre” contrataci­ón entre patrono y obrero no lleva implícita la justicia del salario

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