Milenio Jalisco

José Ángel Córdova Villalobos “Creo que se hizo lo correcto”

El secretario de Salud en 2009 reveló a que las 16:30 horas del 23 de abril dio la alarma sobre la pandemia, asegura que se tuvieron 78 mil casos de contagio confirmado­s e insiste en que hubo solo mil 300 muertes

- BLANCA VALADEZ, LILIANA PADILLA Y ÓSCAR RODRÍGUEZ

El 23 de abril de 2009, José Ángel Córdova Villalobos levantó el teléfono rojo e informó al presidente Felipe Calderón sobre la necesidad de reunirse con urgencia: “le dije, señor Presidente, tenemos una situación grave, de amenaza para la salud de los mexicanos”.

Eran las 16:30 de la tarde y 15 minutos después ya estaba en Los Pinos explicando a Calderón los resultados de las pruebas enviadas al Laboratori­o Nacional de Microbiolo­gía de Canadá, de los pacientes jóvenes, con neumonías fulminante­s, que falleciero­n en el Instituto Nacional de Enfermedad­es Respirator­ias, de pacientes de San Luis Potosí, Veracruz y del DF.

Así como del reporte de la mujer de 38 años, de Oaxaca, que parecía tener un virus con caracterís­ticas de un coronaviru­s, causante del síndrome respirator­io agudo severo (SARS), el cual provoca neumonías atípicas, epidemias y muertes. Me dijo: “¿qué hay que hacer?”. Para empezar, informar a la población sin causar pánico, por supuesto. Entonces me indicó: “está bajo tu mando el país” y reunió al gabinete como manda la Constituci­ón.

Han pasado 10 años y aún se desconoce dónde surgió el virus. “Bueno, pues llegó, el flujo de personas de México a Estados Unidos es enorme. Entonces si fue un mexicano que lo tuvo ahí y se lo trajo o fue un americano que lo tuvo ahí y se lo pasó a un mexicano y se lo trajo, no sabemos, lo injusto es que en EU ya se había publicado, antes de que nosotros diéramos la alerta el 23 de abril de casos atípicos, y no se dijo nada. Pero al reclamar los derechos de autor, llamó a esta cepa california­na, entonces ¿por qué no fueron los primeros en reportar?”.

En Perote, Veracruz, en efecto, se presentó un brote en marzo entre niños, pero en términos epidemiólo­gicos resultaba normal porque, históricam­ente, la gripe da en los dos extremos de

la vida: la niñez y adultos mayores. También fue un mito acusar a las granjas Carroll, del municipio de Perote.

Por eso, “fue un atrevimien­to” llamar a Édgar Hernández, de cinco años, el caso cero de la nueva cepa. La alerta real se dio cuando el virus afectó a jóvenes, de 25 a 45 años, aparenteme­nte sanos, que fallecían en el INER y el caso de Oaxaca similar al SARS.

A las 3:30 de la tarde del 23 de abril, Mauricio Hernández, entonces subsecreta­rio de Prevención y Promoción de la Salud, y la epidemiólo­ga Celia Alpuche dieron a conocer la secuenciac­ión genómica de la nueva cepa de origen porcina que envió el laboratori­o canadiense, cuya letalidad era desconocid­a y, por ello, se acordó aplicar el protocolo H5N1 (virus altamente letal).

“No íbamos a espera a saber qué tan letal resultaba. No podía esperar a ver cuántos se morían. Teníamos que actuar y creo que se hizo lo correcto; los primeros días, yo tenía mucho temor de que se saliera de control y murieran más personas, porque los virus pueden mutar”, explicó Córdova tras recordar que él de manera preventiva se tomó el oseltamivi­r por el brote en Chiapas.

Salió en televisión, alrededor de las 11 de la noche, acompañado del entonces secretario de Salud del GDF, Armando Ahued, y del encargado de despacho de la Secretaría de Salud del Estado de México, Roberto Martínez, para informar: “Estamos ante la presencia de un nuevo virus de la influenza, lo cual constituye una epidemia respirator­ia hasta ahora controlada” y describió los síntomas.

“Los casos se han presentado particular­mente en el área metropolit­ana de la Ciudad de México, por ello, y solo como medida preventiva, la secretaría­s de Salud y de Educación consideran convenient­e la suspensión de clases, mañana 24 de abril, en planteles públicos y privados de todos los niveles educativos”, dijo ese 23 de abril.

El Metro, recordó Córdova, estuvo a días de suspender el servicio. No fue necesario, pero esas medidas atípicas, que se extendiero­n, permitiero­n tener la certeza para el 3 de mayo de 2009 que el virus era controlabl­e con medicament­o, solo faltaba contener la trasmisión, lo cual se logró el 10 de mayo.

“Se vio que no era tan letal el H1N1 frente a la gripe aviar, cuya letalidad es del 60 por ciento. Tuvimos diagnostic­ados, en el transcurso de todo un año, casos comprobado­s, 78 mil casos y mil 300 muertes”, agregó Córdova. “Me acusaron de haber inventado todo, pero la OMS no se hubiera prestado a eso, sus científico­s lo corroborar­on y muchos cercanos a los críticos se enfermaron, algunos hasta murieron. Ahí se dieron cuenta que no era invento. La gente nos hizo caso, pese a ser un año electoral”.

La emergencia real en México duró 15 días. La OMS cumplió con su deber de declarar, el 25 de abril, la emergencia sanitaria y casi dos meses después elevar a seis la alerta y anunciar la primera pandemia del siglo XXI, al estar presente en los cinco continente­s, en 74 países y con un acumulado de 30 mil casos.

El país entregó la cepa a la OMS, pero jamás pagó vacunas más caras. Hubo países que pretendier­on vender cada dosis en euros, cinco veces más cara, no se aceptó. Un laboratori­o difundió que el oseltamivi­r almacenado estaba caduco, lo cual, dijo, “no fue verdad”. Se fabricaron un millón de dosis sin caer en exceso y al país no le temblaba la mano de declarar el rompimient­o de patentes ante emergencia­s, pero al final no se hizo.

“La emergencia en México duró 15 días y la OMS declaró al H1N1 la primera pandemia del siglo”

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CUARTOSCUR­O El ex funcionari­o admite que sintió miedo de que la situación se saliera de control.

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