El INM, sin cifra exacta de menores en albergue
En el campamento improvisado para atender a los migrantes los niños esperan. Hay decenas de infantes desnudos o descalzos. No se sabe con exactitud cuántos, pero el Instituto Nacional de Migración (INM) aseguró que sigue actualizando sus cifras.
Este espacio, ubicado en las canchas deportivas de Mapastepec, Chiapas, luce lleno de carpas hechas con lonas, lazos y palos; a mediodía, bajo un sol que quema, los migrantes están acostados viendo al cielo u durmiendo, mientras las mujeres barren el campo donde duermen y comen.
Al interior del campamento, en el auditorio, los menores están en el olvido. Apartados de sus madres, duermen sobre el cemento o mantas, deambulan o solo observan a los adultos. No tienen distractor alguno que les haga más fácil su estancia.
Entre las sombras y el olor a sudor, otras mujeres cuidan a sus hijos mientras aguardan a que inicien sus trámites para obtener el estatus de refugiados en México. Para muchos esa espera ya dura por lo menos dos meses.
Tras lo sucedido el lunes pasado, que una caravana de migrantes fue desarticulada por personal del INM y más de 300 fueron detenidos, los centroamericanos están enojados, preocupados y temerosos: “Estamos apanicados”.
Henry, que viene de Honduras, lleva 22 días en México. Sin dejar de mirar al suelo, dijo: “Espero que me den la visa humanitaria, pero no sé si el gobierno y las autoridades se van a prestar para brindarnos ese apoyo que necesitamos”.
Viste una camiseta que algún día fue blanca y se alegra de que ahora duerme en una colchoneta, “ya no en la tierra”, como cuando llegó.
Otro de Honduras, Édgar Ruiz, quien cumple dos meses en el campamento, refiere lo mismo: esperan sus papeles para seguir su camino hacia Estados Unidos .“Los estamos esperandoy estamos como agotados, ya.. Sí, de tanto esperar... Y nos dan casaca, pero también nos dan esperanzas, pero no se sabe cuándo será la solución”.