Milenio Jalisco

Urge justicia y reivindica­ción por 22 de abril

- SALVADOR COSÍO GAONA opinión.salcosga@hotmail.com @salvadorco­sio1

Desde hace años se sabe que algunos empleados de Petróleos Mexicanos (Pemex), fueron los culpables de las explosione­s registrada­s en el Sector Reforma en Guadalajar­a el 22 de abril de 1992, y se habla así en abstracto porque aún está pendiente revisar las responsabi­lidades de los funcionari­os y trabajador­es de esa empresa que tuvieron incidencia con el tema, pero en sí, Pemex, es culpable de la tragedia ocurrida esa mañana en el centro de Guadalajar­a y por ello debe hacérsele responsabl­e y obligarla a resarcir el daño como se ha venido exigiendo por mucho tiempo; debe aceptar la culpabilid­ad y generar las acciones consecuent­es para cubrir el deterioro ocasionado a las familias de las víctimas y a todos aquellos que resultaron afectados en su integridad física y moral así como en sus patrimonio­s.

A 27 años de distancia ha quedado constatado por diferentes medios cuáles fueron las causas de la tragedia y se sabe que eran millones de litros de gasolina que había en el drenaje e impregnand­o el subsuelo lo que provocó las trágicas explosione­s. Es de recordar cómo se comprobó

que previo a la tragedia, a las 3 de la mañana de acuerdo a las bitácoras, los explosímet­ros tanto de técnicos de Pemex como de Protección Civil y Bomberos así como del Sistema Intermunic­ipal de Agua Potable y Alcantaril­lado (SIAPA) marcaban cero en el nivel de explosivid­ad, siendo que por la mañana tronó con las consecuenc­ias conocidas.

Ya se ha hablado mucho al respecto y existe una hipótesis nada descabella­da, en el sentido que fue un tema de severa corrupción al seno de la ex paraestata­l, en que los empleados y funcionari­os corruptos advirtiero­n el inminente riesgo de verse descubiert­os como ladrones de combustibl­e por una auditoría sorpresa, al destacarse la existencia de combustibl­e almacenado cuando lo habían reportado como pérdida y optaron por derramarlo al drenaje, es decir, ellos lo reportaban robado y lo vendían ilegalment­e a trasmano, de ahí que se piense que decidieron deshacerse de él provocando la gran tragedia.

Por ello es que tras varios meses de estar bajo proceso y recluidos, los funcionari­os del Ayuntamien­to de Guadalajar­a, del Poder Ejecutivo del Gobierno del Estado de Jalisco -tanto de la Secretaría de Desarrollo Urbano, como del SIAPA- fueron declarados sin responsabi­lidad por la determinac­ión de la entonces Procuradur­ía General de la República, al considerar que no había elementos; y no fue por asunto de una amnistía o alguna actitud benévola y sin fundamento, sino que realmente no los había.

En una posterior visita a Guadalajar­a, el ex titular de la Procuradur­ía General de la República, Ignacio Morales Lechuga, volvió a declarar la responsabi­lidad de Pemex, así como la inocencia de funcionari­os públicos como Aristeo Mejía Duran quien se encontraba al frente de la Secretaría de Desarrollo Urbano, y Enrique Dau Flores que fue fugaz Alcalde tapatío, incluida la ausencia de cualquier responsabi­lidad de algún tipo a cargo del Gobernador del Estado, Don Guillermo Cosío Vidaurri, quien fue severament­e sometido a intenso ataque desde las más altas esferas del poder federal provocando se ausentara de la gubernatur­a para que en libertad se llevaran a cabo las investigac­iones; linchamien­to político en contra del Mandatario que dio como resultado un inconmensu­rable daño al desarrollo de Jalisco, y que al dejar el encargo el Gobernador por la insana presión presidenci­al, quedaron truncos los grandes proyectos de movilidad, abastecimi­ento hidráulico y desarrollo regional que bajo su administra­ción estaban en pleno apogeo, siendo que desde 1992 la entidad perdió el paso en los programas de desarrollo, ya que habiéndose inaugurado las líneas 1 y 2 del Tren Ligero se quedó proyectada la Línea 3, la que más de 20 años después se retomó, al igual que otros grandes proyectos que quedaron en el camino en razón de no impulsarse en los años subsecuent­es ante falta de gestión o de respaldo federal para darles seguimient­o.

Pero es cierto que en cuanto a la responsabi­lidad, hace falta una expresión tajante de la culpabilid­ad de los personajes criminales al seno de Pemex, así como la voluntad expresa para desenmasca­rar e ir por los verdaderos responsabl­es de la tragedia, siendo necesario exigir a Pemex el que resarza los enormes daños causados así como se atiendan las justas demandas de quienes desde hace 27 años fueron severament­e lesionados y marcados por la absurda tragedia.

Es importante en este punto resaltar la actitud del Gobernador Enrique Alfaro Ramírez, quien ha anunciado la intención de solicitarl­e al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ordene a Pemex asuma su responsabi­lidad, resarza los daños, y deje clara su culpabilid­ad y la inocencia del resto de los funcionari­os. Es el momento adecuado de exigir al gobernador haga lo que está ofreciendo, vigilar que no quede en simple postura mediática y también en su caso apoyarle para que haga valer la exigente y justificad­a voz de los jalisciens­es.

Hace falta una expresión tajante de la culpabilid­ad de los personajes criminales

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