Tú no sabes nada. Toda una experiencia en Microteatro
Desde hace años, uno de los semilleros de talento más importantes del país es Microteatro, una suerte de colectivo artístico que busca impulsar la creación de obras en las que participan desde jóvenes actores y escritores, hasta experimentados dramaturgos que han encontrado en esta casona de la colonia Santa María la Ribera un escaparate ideal para expresarse.
Quince obras con duración de 15 minutos en un espacio de 15 metros cuadrados es la premisa de cada uno de los montajes que se presentan en este foro único que ha logrado mantenerse por más de una década como la opción perfecta para quienes buscan historias diferentes, hechas con pasión y, sobre todo, alejadas de la visión que las grandes productoras parecen tener sobre el teatro.
Hace apenas unos días llegué al lugar sin tener una clara idea de qué ver. Entonces decidí dejarme llevar por las propuestas de su cartelera y quedé gratamente sorprendido con la gama de opciones que ofrecen. El personal de la taquilla me explicó que tenían distintas temáticas: musical, drama, historia de terror, etcétera; mientras varios asistentes elegían al azar el montaje que su sexto sentido dictaba. La elección personal se llama Tú no sabes nada.
Mientrascomenzabalafunción, algunostomabanunacervezaenel bar y un ambiente de expectación invadía el lugar antes de la tercera llamada.Enlapuertadelapequeña habitación, donde solo habrían 15 espectadores, nos entregaron un
rosario y una pequeña hoja “para que nos acompañen en los rezos”, nos advirtieron.
Al entrar nos encontramos un hombre llorando frente a un ataúd (el actor y director Carlos Valadez), y descubrimos que estábamos participando en el funeral de su esposa, María Antonia (interpretada por Miley Guzmán), quien de pronto también apareció vestida de novia para relatar pasajes de su historia; incluso parecía que los conocíamos de toda la vida aunque habían pasado minutos. El público, conmovido, aplaudía por haber sido partícipe de este drama sucedido a unos cuantos centímetros de su butaca y todos salimos pensando que eso es el teatro de verdad.