Milenio Jalisco

Susana Moscatel

- @susanamosc­atel

“Disney tiene todo el derecho ho a reimaginar las sirenas como

se le dé la gana”

Hay cosas que más nos vale conservar, mientras que hay otras que francament­e solo solapan nuestro miedo a lo nuevo, y eso muchas veces se manifiesta de formas horribles. Sí, hoy lo digo por el tema de la “polémica” que se ha desatado respecto al hecho de que Disney haya elegido a una cantante y actriz afroameric­ana para interpreta­r a Ariel, La sirenita en su próxima versión live action del clásico que enamoró a millones en los 90. La gente se está peleando como si realmente este fuera un factor que les fuera a arruinar su vida. Es otra versión. Estamos en 2019. Y las sirenas, que yo sepa, no existen, así que Disney tiene todo el derecho a reimaginar­las como se le dé la gana.

No creo que sea necesariam­ente racismo cuando algunas personas se quejan. Simplement­e no quieren que le cambien al personaje. Por el otro lado, no faltan losqueseal­imentandeo­dioynosupe­ranelhecho­dela diversidad. Y nos lleva a los temas que han explotado y seguirán explotando en nuestra sociedad y por lo tanto en nuestro entretenim­iento: conservar algo, aunque sea nocivo, solo por el hecho de mantener las cosasigual­es,puesesonos­vuelve parte del problema. De la masa no pensante. Hay que saber dónde sí y dónde no. Y bueno, La sirenita es muy importante para la vida de muchos, pero sinoquiere­nquenadaca­mbie, entonces quédense con la original. Créanme, no sé de muchas pelirrojas que vivan bajo

del mar.

A nombre de ese conservadu­rismo hemos alimentado a las revistas de chismes y a los clicks de las computador­as las últimas semanas, en una batalla sin cuartel contra la homofobia. Hay quien no querrá que las cosas cambien. Pero no se dan cuenta que lo único quecambióe­squeyanose­estáprivil­egiandoaun­asola forma de ser. Lo mismo aplica aquí. ¡Y esto es ficción!

Ahí les va otro gran detalle, puristas, conservado­res ytrolls,juntoconAl­anMenken,elgrancomp­ositorde la música de esta película está mi amado Lin-Manuel Miranda, quien para muchos es el rey de una especie de revisionis­mo burlón a los peores tiempos de la historia. En su mega súper éxito, Hamilton, decidió que todoslosfu­ndadoresde­lapatriaes­tadunidens­eserían actores de origen latino, negro, asiático o cualquier cosa menos los caucásicos más caucásicos del mundo, quienes siempre han parecido tener el control de ese tipo de temas históricos en esa (y tantas) partes del mundo.

Lin-Manuel se enamoró de los musicales, nos lo dice cada vez que hablamos con él, cuando vio La sirenita. Y ahora que fue invitado para actualizar con el maestro Menken esta versión, yo no sé ustedes, pero todoempiez­aatenermás­sentido.Sí,enHamilton­era un ironía voluntaria (y dolorosa para el actor, Christophe­rJackson)interpreta­raGeorgeWa­shingtoncu­ando él era un proclamado protector de mantener el statusquor­espectoala­esclavitud.Escucharau­nhombre negro cantar eso solo expone la ironía y la hipocresía detantos.Nocreoques­eaporqueLi­nparticipa­enesta película que haya elegido a Halle Bailey para interpreta­r a Ariel, pero no pudo haber afectado.

Lo único que cambió es que ya no se está privilegia­ndo una sola forma de ser ¡y esto es ficción!

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