Alfredo Campos Villeda
“¿No tienen nada que decir los titulares de Marina y Defensa en estas horas aciagas?”
Quizá basado en la conseja de Maquiavelo de que al vulgo lo convencen las apariencias, Andrés Manuel López Obrador tomó distancia de las expresiones iniciales tempraneras que desembocaron a lo largo del día, el miércoles, en una rebelión de policías federales, y se fue a jugar beisbol en una cancha de Ciudad Universitaria.
Pero en la era digital no bastan esos desplantes desde el poder, porque mientras recibía líneas a modo a la caliente tercera base y disparaba a segunda, con franela y guante reglamentarios, intentando restar importancia a las protestas, ese video rivalizaba con los de los espacios televisivos y redes sociales: los de policías en rebelión.
El inusitado amotinamiento llega en el momento justo del estreno de la Guardia Nacional, a la que los inconformes se resisten a integrarse, con lo que abre un frente que en apariencia parecía resuelto con la bendición legislativa al nuevo cuerpo de seguridad. Con los niveles de violencia en registros históricos, reconocido por el propio Presidente, y un estancamiento económico, este episodio complica la ecuación de la 4T.
Peor aún: el martes el mandatario se fue de la boca y divulgó que “hace relativamente poco” el crimen le colgó una manta con amenazas frente a su casa, en la que se le advertía que ya lo tenían ubicado, y aunque reconoció que sintió miedo, repuso que no es un cobarde. Horas después su vocero, cada vez más en papel del foxista Rubén Aguilar, salió a aclarar que lo que quiso decir su jefe es que le plantaron el mensaje en aquel automóvil hallado con un artefacto explosivo en Salamanca en enero pasado.
En aquel mensaje frente a la refinería petrolera, por cierto, nada se decía sobre que tuvieran ubicado al Presidente, sino más bien contenía una amenaza firmada supuestamente por el cártel huachicolero de Santa Rosa por los operativos contra el robo de combustible, autoría que está por verse porque quien más sabe de seguridad en Guanajuato ha podido constatar que la guerra de ese grupo con el Cártel Jalisco implica dejar mensajes que atribuyen al adversario.
Hoy se suman a la violencia la rebelión policiaca y las amenazas del crimen organizado. ¿No tienen nada que decir los titulares de Defensa y Marina en estas horas aciagas?
La rebelión de policías complica la ecuación de la 4T