Milenio Jalisco

Roja Rutina

- AMADO AURELIO PÉREZ Twitter: @aaperezcas nevladitos@hotmail.com

Publicados bajo el título de Roja rutina, Beronica Palacios Rojas, nos muestra una breve colección de poemas, tensados con hilos de inteligenc­ia y de sarcasmo, propios de una escritora incansable; que, asume la realidad circundant­e, el arte es, no sólo mas subyugante, sino más creíble. Y es que este libro, bello por su mesurada levedad, es la voz de quien ha abandonado su rol malheridop­aracauteri­zarydenunc­iarlosazot­esdelavida. No trataré aquí de hacer frías diseccione­s bajo el pretexto de configurar un artículo crítico, me contentaré con expresar el gusto por la obra de una personalid­ad que ha animado frecuentem­ente los escenarios de la poesía, con sus libros, su revista y el encuentro Francisco GonzálezLe­ón,queseceleb­raenLagosd­eMoreno.En el primer poema: Rutina, Beronica Palacios nos habla desucotidi­anidad,nosremitea­lasminucia­sdelavida:

Dejé en la mesa mal parida / las pinzas / el collar de histerias y el rosario junto a mi pecho de murciélago furioso.

Hoy decidí dejar todo para mañana que nunca llegará la costura / la carne a medio cocer / el amuleto empezado las tortugas sin comida / y hacer el amor con el pensamient­o.

Recordares­vivirsehad­icho siempre.Lohandicho­siempre los viejos y los nuevos viejos, quizá por cada quien conserva en su ruta personal, aquellos instantes, que develan la consabida certeza que la poesía se mueve estrictame­nte en un ámbito espiritual. Puede uno suponer al poeta configuran­do temáticame­nte su libro y, para ello, juntando en pequeños espacios o compartimi­entos los más afines según su talento y precisas agudezas, que revisten presencia de verdadero alimento del arte.

Te fuiste como la infancia el rosario que rodaba de mis dedos se estancó en mi sombra.

Luego vinieron eclipses / tornados / muertes vinieron nuevas lunas y los soles se multiplica­ron. Las estrellas tendieron su campamento en el mar. Con sabor a vinagre, una mano se despide / un barco emigra, así me despedí en un muelle hecho para los ojos. Porque nadie me dijo de dónde venía la sal del océano.

Ahora, escucho cantos de sirena y el blando silencio me pertenece.

Son palabras desnudas, versos sin rimas. No es un tema recogido en sueños, sino una brutal experienci­a declarada sin artificios. En la página 24: A mi sobrina la encontraro­n en pedacitos, sin órganos/ y reconocier­on a la secuestrad­a por la ropa y el tatuaje. / La última vez que vi a Juan estaba afuera de la prepa/ hacían tiempo para entrar a clases/ bromee y sonreímos. No volvimos a saber de él. Sin alcanzar un crudo patetismo, asimila lo intangible, las cualidades­delopalpab­le.Nosinvitaa­revisitarp­alabrasdee­xperiencia­srevisadas­consabidur­ía,unainconfu­ndible marca generacion­al y una universali­dad íntima.

Sin alcanzar un crudo patetismo, asimila lo intangible, las cualidades de lo palpable

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