Aléjate de la ansiedad practicando yoga
Tranquilidad. Conectar con la tierra calma el caos mental y equilibra las emociones
Cuando hablamos de los cinco elementos de la naturaleza, nos referimos a las energías primordiales de la existencia. Son la materia prima de todos los procesos, situaciones, eventos y fenómenos del universo, incluyendo desde luego el cuerpo y el alma humanos.
El aire representa el movimiento y el pensamiento; el fuego representa la transformación; el agua representa la creatividad, la fluidez y las emociones; la tierra representa la estabilidad, y el ether es desde donde surgen y se disuelven todos los demás.
La conexión con la conciencia de cada elemento puede equilibrar y aportar la energía que nos haga falta o, por el contrario, quitar la que tengamos en exceso.
De entrada empezaremos describiendo el elemento tierra con sus cualidades de estabilidad, cohesión, contención, arraigo, solidez y nutrición, y el arquetipo de la madre. Su expresión fundamental es la forma, o estructura, y en el ámbito del cuerpo se relaciona con el primer chakra, con la columna vertebral, los músculos y los huesos en general.
El yoga en pleno conocimiento de esta dinámica elemental propone diversas asanas que pueden aportarnos tierra. ¿Y cuándo saber quelanecesitamos?Cuandosentimos ansiedad, dispersión, inquietudoconfusión.UnadeellasesBalasana o la postura del Niño. Una asana hacia adelante que evoca la posicióndelfetoenelúterodurante la gestación, aportando la calma y seguridad del vientre materno.
La ansiedad puede definirse como un mecanismo de defensa ante lo que se “percibe” como un peligro, sea por no conseguir algo que se desea o bien por el miedo a perder lo que se tiene.
Como explica la instructora Ro Versar, fundadora de Yogapositiva, “Balasana es una una postura de interiorización y restauración que nos brinda descanso y serenidad”.
Llevando el corazón hacia la tierra en la postura, es una gran aliada para esos momentos de estrés o desasosiego en los que es necesario entrar en contacto con el centro interno, aunque también es una postura de rendición, donde se entrega la mente y su neurótica construcción de escenarios amenazantes, a la madre tierra para que nos la devuelva transformada en claridad y paciencia.
La postura del Niño puede resultar un refugio donde replegarnos cuando las cosas afuera parecen tornarse caóticas. Y es que, además, resulta una postura que revitaliza y ayuda en los procesos naturales de sanación del cuerpo.
(Con información de yogaye. com, yogapositiva.com y yogadinamico.com)