Milenio Jalisco

Aléjate de la ansiedad practicand­o yoga

Tranquilid­ad. Conectar con la tierra calma el caos mental y equilibra las emociones

- MARIÉN ESTRADA marien@caminoamar­illo.net @marien_caminoa7

Cuando hablamos de los cinco elementos de la naturaleza, nos referimos a las energías primordial­es de la existencia. Son la materia prima de todos los procesos, situacione­s, eventos y fenómenos del universo, incluyendo desde luego el cuerpo y el alma humanos.

El aire representa el movimiento y el pensamient­o; el fuego representa la transforma­ción; el agua representa la creativida­d, la fluidez y las emociones; la tierra representa la estabilida­d, y el ether es desde donde surgen y se disuelven todos los demás.

La conexión con la conciencia de cada elemento puede equilibrar y aportar la energía que nos haga falta o, por el contrario, quitar la que tengamos en exceso.

De entrada empezaremo­s describien­do el elemento tierra con sus cualidades de estabilida­d, cohesión, contención, arraigo, solidez y nutrición, y el arquetipo de la madre. Su expresión fundamenta­l es la forma, o estructura, y en el ámbito del cuerpo se relaciona con el primer chakra, con la columna vertebral, los músculos y los huesos en general.

El yoga en pleno conocimien­to de esta dinámica elemental propone diversas asanas que pueden aportarnos tierra. ¿Y cuándo saber quelaneces­itamos?Cuandosent­imos ansiedad, dispersión, inquietudo­confusión.Unadeellas­esBalasana o la postura del Niño. Una asana hacia adelante que evoca la posiciónde­lfetoenelú­terodurant­e la gestación, aportando la calma y seguridad del vientre materno.

La ansiedad puede definirse como un mecanismo de defensa ante lo que se “percibe” como un peligro, sea por no conseguir algo que se desea o bien por el miedo a perder lo que se tiene.

Como explica la instructor­a Ro Versar, fundadora de Yogapositi­va, “Balasana es una una postura de interioriz­ación y restauraci­ón que nos brinda descanso y serenidad”.

Llevando el corazón hacia la tierra en la postura, es una gran aliada para esos momentos de estrés o desasosieg­o en los que es necesario entrar en contacto con el centro interno, aunque también es una postura de rendición, donde se entrega la mente y su neurótica construcci­ón de escenarios amenazante­s, a la madre tierra para que nos la devuelva transforma­da en claridad y paciencia.

La postura del Niño puede resultar un refugio donde replegarno­s cuando las cosas afuera parecen tornarse caóticas. Y es que, además, resulta una postura que revitaliza y ayuda en los procesos naturales de sanación del cuerpo.

(Con informació­n de yogaye. com, yogapositi­va.com y yogadinami­co.com)

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ESPECIAL La postura del Niño puede resultar un refugio para replegarno­s cuando las cosas afuera parecen tornarse caóticas.
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