La dualidad AltiplanoOccidente y Federación
Se está en estos días retomando el tema de la dualidad entre la comunidad socio- cultural del Altiplano y la de la región Occidente y Noroeste del país. En realidad, nada nuevo bajo el sol, porque en el primer tramo de la institucionalidad convenida de nuestro país, o sea: en el Constituyente de 1824, tres figuras egregias de nuestra historia: Valentín Gómez Farías y Prisciliano Sánchez, occidentales, y Miguel Ramos Arizpe, coahuilense, lograron con éxito que la nueva nación se estructurara como federal.
Aunque los tres, compañeros y aliados, fracasaron en dos puntos esenciales, que quedaron pendientes para la Segunda Transformación: el derecho a la libertad religiosa y la educación pública, universal y gratuita por la que tanto luchó el coahuilense.
En el texto de la Constitución Federal de 1824, en efecto, quedó establecido expresamente que la religión oficial de la nueva nación era la católica “sin tolerancia de ninguna otra”; herencia virreinal.
Valentín Gómez Farías, nacido en Guadalajara, hizo su primer intento en 1846, pero la reacción se impuso con sangre, pólvora y saña. Hasta las Leyes de Reforma.
Miguel Ramos Arizpe, al igual que Valentín Gómez Farías, había sido constituyente en Cádiz 1812. Ahí había hecho un pronunciamiento de excelencia y visión de futuro: “Cada población es una asociación de hombres libres que se reúnen, no para ser mandados despóticamente por el más fuerte, según sucede en las tribus de bárbaros, sino por uno o más varones prudentes capaces de ser padres de la República”.
Como autor del proyecto, propuso en su artículo 2: “Su territorio comprende el que fue el virreinato llamado antes Nueva España, el que se decía capitanía general de Yucatán, el de las comandancias llamadas antes de provincias internas de Oriente y Occidente y el de la Baja y Alta California, con los terrenos anexos e islas adyacentes en ambos mares”.
Prisciliano Sánchez, nayarita nacido en Ahuacatlán, fue novicio, alcalde de Compostela, reformador fiscal en favor de la proporcionalidad; combatió a Iturbide y firmó el Pacto Federal de Anáhuac en 1824. Redactó la Constitución de Jalisco y fue su primer gobernador. Intenso organizador y promotor de los ayuntamientos, como órganos básicos de la vida federal.
Fue Prisciliano gran impulsor de la salud pública. En 1826 decretó la Ley de Instrucción Pública del Estado de Jalisco. Transformó la Universidad clerical (que dejó fundada Fray Antonio Alcalde en 1792) en Instituto civil, que es la base de la UdeG actual.
Es históricamente inexacto pretender fundamentar el federalismo jalisciense en la atrabiliaria actuación de Nuño de Guzmán 1529-1530; queda documentado que fue enviado como instrumento de la Monarquía para coartar las ambiciones de Hernán Cortés, el conquistador de la Nueva España.
Si algún fundamento histórico hay que considerar, deriva del hecho de que estas tierras quedan más allá de los dos “reinos” de base agrícola sedentaria existentes a la hora de la conquista castellana, que no española (los catalanes no participaron en el proceso): el azteca y el michoacano.
En la Constitución de 1824 quedó que la religión oficial era la católica “sin tolerancia de ninguna otra”