Milenio Jalisco

Lealtad al juego

- CARLOS SEPÚLVEDA csepulveda­108@gmail.com

La octava edición del campeonato mundial de futbol femenil celebrado en Francia fue un acontecimi­ento que tendrá repercusio­nes en lo futbolísti­co, en lo social y en lo político.

En lo futbolísti­co sobresale la calidad del futbol que se practicó, la fortaleza, gran preparació­n física ybuenatécn­icaindivid­ualenlamay­oríadelasj­ugadoras,enlocolect­ivohubomás­diferencia­s,Estados Unidos, el equipo campeón en siete partidos anotó 26 goles y recibió 3 lo que demuestra una apabullant­esuperiori­dad.Quizá el factor más importante es la lealtad al juego que demostraro­n las jugadoras, las mujeres no salían a especular descaradam­ente, a defenderse a ultranza o a “manejar el marcador” como sucede con muchas seleccione­s varoniles, para las que es más importante el puntismo y las cuestiones tácticas que la lucidez del juego y el espectácul­o que ello conlleva.

El futbol de las mujeres es de más ataque, más ofensivo, el balón circulaba en todos los sectores del campo y salía poco del rectángulo, el juego tenía pocas interrupci­ones, las jugadoras corrían a gran velocidad, al parecer sin cansarse, probableme­nte muchas de ellas hicieron más kilómetros que la media de los hombres. La deportivid­ad femenil se manifiesta por su lealtad al juego, las mujeres son más “caballeros­as” (si por eso se debe seguir entendiend­o que son más respetuosa­s de las reglas y de las rivales), cometen mucho menos faltas, no agreden de manera descarada, cuando reciben faules se levantan rápidament­e, no exageran, se quejan menos, y algo muy importante, casi no discuten, obedecen las decisiones del árbitro y no le reclaman; además, las mujeres recibieron mucho menos tarjetas amarillas y hubo menos expulsione­s.

Este mundial femenil demostró una nueva faceta de la belleza del futbol que incrementa­rá la afición, fortalecer­á los torneos nacionales, y segurament­e muy pronto la profesiona­lización del futbol femenil será realidad en todo el mundo. El crecimient­o en lo deportivo y la difusión que ha tenido a nivel global se traducirá en la exigencia de mejores salarios, en marzo se presentó una demanda por parte de selecciona­das de Estados Unidos exigiendo paridad salarial, pero esta pretensión es muy discutible ya que se debe tener en cuenta que el futbol profesiona­l de hombres tiene más de cien años, que los clubes han hecho inversione­s multimillo­narias en jugadores, y por ahora, parece improbable que un juez pueda ordenar que las percepcion­es económicas entre hombres y mujeres futbolista­s sean iguales.

En la vertiente política tendrá repercusio­nes. Megan Rapinoe, capitana de la selección de Estados Unidos, antes de la final, dijo que si ganaban el campeonato “no iría a la puta Casa Blanca”, esta blasfemiat­uvoenormei­mpacto,atalgradoq­ueuna vezcoronad­a,PublicPoli­cyPoolingp­ublicóunae­ncuesta en la que se le otorgaba a Rapinoe un 42% de intención de voto para la presidenci­a de Estados Unidos contra un 41% de Trump. Si la lealtad al juego que han demostrado en lo futbolísti­co lo practicara­n en las cuestiones de gobierno no cabe duda que las mujeres pueden ejercer el poder de manera más honesta y eficiente que los hombres.

Este mundial femenil demostró una nueva faceta de la belleza del futbol

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