Más allá de Boy
No hay equipo en el futbol mexicano que viva un cuadro de estrés y presión más grande que las Chivas del Guadalajara. Arrancaron el torneo con una incuestionable goleada en Torreón, ante el Santos Laguna… Y el próximo domingo reciben nada más y nada menos que a los Tigres, campeones del último torneo.
LosdirigidosporTomásBoyprotagonizaronuna llamativapretemporada,conpartidosenvariasciudades de Estados Unidos, teniendo como rivales a equipos poderosos como el River Plate, Boca Juniors, Fiorentina y Benfica. Puras derrotas.
Tan notable es todo lo que acontece con este equipo que hoy se habla ya de una crisis, preocupados y molestos muchísimos de sus seguidores por tal nivel de improductividad y el riesgo de situarse en lo más bajo de la tabla que determinaeldescensodecategoría.
Chivas no solo debe ser enjuiciado por el desempeño del entrenador Boy. Dos de los refuerzos que adquirieron protagonismo durante la pretemporada, el porteroJoséAntonioRodríguez y el defensa central Oswaldo Alanís, tuvieron la noche del domingo una actuación desastrosa en Torreón.
Otrojugadorquediomuchodequéhablartrassu llegada, el ex americanista Oribe Peralta, estuvo en la banca gran parte del juego. Los minutos que gozó en el segundo tiempo entrando de cambio no le permitieron aportar nada notable ni benéfico. Un refuerzo más, el defensa central Antonio Briseño, repatriadodelaLigaportuguesa,estuvoenlabanca.
Las figuras de las Chivas siguen siendo un grupo de jugadores que no han demostrado estar en capacidad de transformar la triste realidad rojiblanca: Alan Pulido, Isaac Brizuela, Jesús Molina, Hiram Mier. Todos costaron muchísimo dinero. En cambio, otros formados en su cantera, como José Juan Macías y Víctor Guzmán, triunfan ante los ojos de todos.
Seguramente si las cosas no funcionan en las Chivas, pronto van a correr a Tomás Boy. Lo de siempre. Pero los malos resultados sí tienen varios responsables.
Chivas no solo debe ser enjuiciado por el desempeño del entrenador Boy