Los mariachis callados
Le ha pasado a usted, como orgulloso tapatío o tapatía, que le llegan visitas de otro estado o país y le piden que las lleve a ver mariachis? ¡Uts!
¿A dónde? ¿A la plaza de los Mariachis? Nooo, ¿verdad? Porque se trata que se lleven una buena impresión y regresen completitas a sus casas.
A ver, entonces... ¿a un restaurante folclórico? ¿Al Parián? Suena mejor,
pero tendrá que romper el cochinito para invitarlas a comer y -casi obligadamentea consumir una botella de alcohol que exigen -sí, exigen- algunos de estos establecimientos como condición para permitirle sentarse en una mesa donde se distingan los
no allá donde se confunde la música con el ruido de la cocina.
Y viene la pregunta (otra vez y como siempre): ¿Por qué en la
la del de
la en la tierra no hay un lugar digno y accesible para disfrutar música de mariachi tranquilamente, sin lidiar con borrachos y sin tener que comprar -a fuerzasalcohol?
Y ahora, la brillante idea - ¿Qué tal si sociedad, empresarios y autoridades buscamos un nuevo y digno espacio para presumir nuestro folclor? ¿Qué tal si aprovechamos espacios renovados que liberarán las obras del Tren Ligero para recuperar la marca de la casa?
Una plaza, una calle o ya de perdida una esquina en la que los moradores permanentes sean la guitarra, el violín, la trompeta y el tololoche, y si sus son un pequeño tapanco para que bailen una china poblana y un charro dos o tres veces al día, qué mejor.
En Zapopan también hay opciones: ¿Qué le parece la plazoleta que quedará en la intersección de Ávila Camacho y la Prolongación Américas?
O incluso, habilitando como andador y dándole una arregladita a dos cuadras de la Calle López Cotilla, justo donde tienen sus
una decena de mariachis en pleno Centro de Zapopan. ¿Y si se les ofrece un apoyo y para que hagan un rol de presentaciones a lo largo de la semana en ese andador será muy complicado? ¡Ya están allí!
Espacios, hay; talento, ni se diga. ¿Qué nos falta?
Se trata que se lleven una buena impresión y regresen completitas