Milenio Jalisco

Godard: Experienci­a sensorial y filosófica

- ANNEMARIE MEIER

Para formular una reseña de una película tan compleja y personal como El libro de las imágenes (Le livre d’image, 2018), sería útil poder entrevista­r a su realizador Jean – Luc Godard. Agnès Varda intentó visitarlo para su documental Rostros y lugares (Visages et villages, 2017) junto al fotógrafo JR, gran admirador del maestro de la Nouvelle Vage. Los dos subieron a un tren, atravesaro­n la frontera entre Francia y Suiza, bajaron en Nyon a la orilla del Lago de Ginebra y tocaron a la puerta de la casa de Godard. El realizador no les abrió o no estaba en casa. Sin embargo, en la puerta había dejado escrito un poema que evocó en Varda el recuerdo de los años que, como jóvenes realizador­es, compartier­on en París. Tampoco a nosotros el escurridiz­o maestro hubiera abierto su puerta. Sin embargo, nos dejó como legado en vida su más reciente película. El maestro incluso se ocupó de los subtítulos del filme que integra narracione­s, citas y comentario­s en francés, alemán, inglés, ruso y árabe. Fue él quien indicó qué había que subtitular y qué no. Le livre d’image empieza con la imagen de una mano con el índice levanta doy una cinta de cine en un amo viola mientras escuchamos la voz quebrada de Godard decir: “La condición del humano es pensar con sus manos”. Ya que la mano tiene cinco dedos, Godard estructuró su filme en cinco capítulos: 1. Remakes, 2. Lastar desde San P et ers burgo, 3. Las flores entre las vías, en el viento confuso de los viajes, 4. El espíritu de la ley ,5. La región central. A través del montaje de extractos de películas, fotografía­s, pinturas, dibujos y una banda sonora con citas literarias, poemas, comentario­s y música, Godard aborda temas como el amor, la pareja, la violencia, la guerra, la muerte, la religión, la catástrofe ecológica y apunta, con su lucidez, los resultados de regímenes totalitari­os, represión y prejuicios occidental­es hacia el mundo árabe. El montaje de fragmentos­algunos ultra cortos, otros que narran breves escenas - se explica al final del filme con una cita de Bertold Brecht quien comentó que “la realidad” se rehusaba a ser representa­da y que “sólo el fragmento era capaz de llevar autenticid­ad”. A través de la extrema fragmentac­ión y el ritmo acelerado, Godard imita y crítica, la manera actual de “consumir” imágenes “rápidas” en todo tipo de pantallas. También fragmentó la banda sonora que incluye voces, sonidos y música en distintos canales de audio, guiados por la voz de Godard, quien comparte comentario­s acerca del presente y futuro del arte, el planeta y el ser humano. El montaje de fragmentos visual es y sonoros podría cansarsino fuera por los cambios de planos, ritmo, efectos visuales y sonoros y escenas del cine silente, pinturas, dibujos, fotos y material documental. El relato termina con un baile extraído de un filme silente en blanco y negro. Godard lo aprovecha para hablar de la esperanza.: “La única cosa que sobrevive una época es el arte que creó.” “Si nos salvamos es por la esperanza”. En la vida, el cine y el pensamient­o, Godard siempre ha ido a contracorr­iente. A sus 88 años y con 160 películas, sigue siendo el suizo francófono rebelde e innovador de Sin aliento (1960) y Te saludo María (1985).

A sus 88 años y con 160 películas sigue siendo el suizo francófono rebelde e innovador

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