Con toda certeza

La corrupción se barre como las escaleras: de arriba a abajo. Eso ya pasó, ya terminó, ya no es. Desde el pasado 1º de diciembre vivimos —mirabilis mutandis— en un Estado de derecho, no de chueco, no de cohecho. No habrá desaceleración. No habrá recesión. En las comunidades —a saber cuáles, sitas dónde, compuestas por quién— es donde reside la esencia (¿evanescencia?) de la cultura

mexicana. (O, mejor, de La Cultura Mexicana: a los mexicanos nos gustan las altas y bajas, en las buenas y en las malas.) (La cosa, eso sí, es escribir Cultura —trátese de Wagner o de teponaxtles— en hierático, definitorio, definitivo singular.) En el aire, los aviones se repelen.

Hay que ceder —¡no nos queda más remedio!— a las amenazas de Trump. No hay que ceder —¡de ninguna manera!— a las amenazas de Trump. La única manera de combatir el crimen organizado es con la Guardia Nacional en las calles. La única manera de combatir el crimen organizado es con el Ejército en las calles. La única manera de combatir el crimen organizado es por medio de la legalización de las drogas. Quienes pretendan patrullar las calles son fascistas, represores. Quienes pretendan legalizar las drogas —da igual si la mariguana o la heroína— son unos inmorales, degenerados que nos conducen sin remedio a la perdición, al aquelarre, al despiporre.

El Seguro Popular ni es seguro ni es popular. La prensa está vendida. La reforma educativa es mal llamada. (Se llama bien solo cuando el control queda en manos de unos sindicatos cuyos trabajadores no tienen por qué rendir cuentas de sus actos a nadie: para eso son Maestros.) La Cuarta Transformación revolucionará a México. Las reformas estructurales revolucionarán a México. La alternancia en el poder revolucionará a México. (¡Hoy! ¡Hoy! ¡Hoy! ¡Ya! ¡Ya! ¡Ya!) El Tratado de Libre Comercio revolucionará a México. O la Solidaridad. O la Renovación Moral de la Sociedad. Arriba y adelante.

Pequeño problema: la realidad tiene otros datos. Y resultan siempre mucho más complejos que los que pretenden (y logran) hacernos creer los voceros de la certeza, Santa Patrona de los Mexicanos, pecado nuestro, alma nuestra, perdición.

La realidad tiene otros datos, más complejos que los que nos dicen