Milenio Jalisco

Cárceles, Poder Judicial, El Cuini y El Menchito

- CARLOS PUIG @puigcarlos

Las cárceles del país son un desastre. Lo han sido hace mucho tiempo, no hay transforma­ción de cualquier numeral que logre que sean diferentes. Lo son, entre otras cosas, porque no hay rédito político alguno en invertir tiempo, talento y recursos en los encarcelad­os. Menos en estos tiempos de populismo penal en que

se cree, equivocada­mente, que todo se arregla con más cárcel para cualquier delito. En esa narrativa, la cárcel es el infierno, que para la mayoría lo es, y así tiene que seguir siendo.

Para otros, los menos, por supuesto, es el paraíso, tal como lo describe Miguel Leone a una mujer venezolana para que visite a su cliente Abigael González Valencia, El Cuini, en los audios que hemos dado a conocer en MILENIO en estos días. Meseros, chefs, habitacion­es privadas con lujos, visitas de mujeres hermosas.

Para nadie es noticia que buena parte de nuestros reclusorio­s son administra­dos por los internos. Y a más poder y dinero del interno, pues más control. Y por eso pocas cosas importan más a un reo poderoso como en qué penal estará cumpliendo su sentencia o esperando su proceso. Yeso se logra con abogados, con amparos, y con decisiones del Poder Judicial.

Los dos presos más famosos relacionad­os con el cártel de Jalisco llevan semanas en esa bronca.

Un video que circuló en redes de un grupo del in cu encialriv al anunció que tanto González Valencia comoRubé nO se gueraGonzá­lez,El M en chito,pl aneaban escaparse de las prisiones donde estaban. Algo sabrían las autoridade­s que se apuraron a mu darlo syalgosab rían los reosqu ese am pararon para no ser mudados.

Ambos obtuvieron suspension­es temporal es, pero fueron trasladado­s a otros penales momentos antes de que formalment­e se les “notificara”. La jueza que dio la suspensión a El Cuini ha dado tres días a las autoridade­s federales para que lo regresen al Norte de la Ciudad de México.

Hace unos años, un director de penales federales me dijo que su trabajo y el de su dependenci­a era sobre todo ese: horas y horas combatiend­o en las cortes que los reos poderosos no estuvieran donde ellos quieren. En su“paraíso ”, pues, diría Leo ne.

Confieso que no tengo idea de por dóndehabrí­a que empezar para cambiar esto.

No creo que a alguien que importe, le importe.

González Valencia y Oseguera González planeaban escaparse

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