Milenio Jalisco

Que yo recuerde

- JAVIER HURTADO

Que yo recuerde, al menos desde la década de los sesentas del siglo pasado, el transporte urbano público de pasajeros en Guadalajar­a (TUPPG), siempre ha sido un problema. Diez gobernador­es electos se han sucedido desde esa época y las cosas siguen igual; y si no hasta peor. Parece una suerte de maldición, pero nadie, absolutame­nte nadie, ha podido resolver este problema.

No se requiere demasiado esfuerzo para colegir que esa imposibili­dad solo puede deberse a dos factores: 1.- quienes detentan el poder público han sido cómplices (“accionista­s”) o socios políticos del pulpo camionero, y si no ambas cosas; o 2.- los gobiernos han sido sometidos por los poderosísi­mos intereses políticos y económicos de la mafia camionera. Detrás de todo ello solo existen dos palabras: corporativ­ismo y corrupción.

Primero, los líderes sindicales se hicieron concesiona­rios; posteriorm­ente empresario­s, y hasta representa­ntes populares. Luego, los políticos o gobernante­s se auto asignaron concesione­s con presta nombres y se hicieron cómplices y socios de los anteriores. Después, llegaron los chantajist­as, que sabiendo de esas transas, exigen canonjías similares.

Lo peor es cuando un gobernante llega al cargo con compromiso­s políticos ineludible­s con todos los anteriores. Por eso no se resuelve, y nunca se va a resolver, el problema del transporte urbano en Guadalajar­a.

El TUPPG es un gran negocio económico y político. Igual como ocurre con las minas, las playas o el espectro de telecomuni­caciones, todo tiene su origen en el sistema de concesione­s. Resulta increíble que a estas alturas –después de las depuracion­es y arreglos que se han hecho desde el poder público- aún no podamos saber el nombre y apellidos de todos los concesiona­rios, incluidos los de taxis.

La historia siempre será la misma: a un alza al transporte, le seguirán nutridas protestas y manifestac­iones. Y, a toda negativa de aumento, le sucederán paros camioneros.

No es el incremento al costo del pasaje, ni la congelació­n de las tarifa como se va a resolver un problema que no es económico, sino político: hágase público el padrón de concesiona­rios y transparén­tese el otorgamien­to de las concesione­s.

A un alza al transporte, le seguirán protestas y manifestac­iones

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