Malas noticias
Ni modo. Sigo con temas de seguridad. Y lo hago porque no soy el único que piensa que atentados como el ocurrido el miércoles en un restaurante familiar de Zapopan abre la puerta a venganzas y, por lo mismo, más muertes violentas en la Zona Metropolitana de Guadalajara.
Uno habla con autoridades de diferentes niveles en Jalisco, y todos reconocen
en mayor o menor medida que existe una disputa entre grupos del crimen organizado en Jalisco, quienes matan a sus rivales en la distribución de droga y, por si fuera poco, han comenzado a atacar a los consumidores de sus productos para obligarlos a comprarles a ellos.
Por eso no sorprende que luego del asesinato de un hombre al parecer encumbrado en un grupo criminal, en el estado se desate una cacería de miembros de grupos antagónicos. Lo único que puede uno esperar es que esas venganzas no afecten a los ciudadanos que nada tienen que ver con el mundo de las drogas.
No hay receta mágica para acabar con la violencia y la inseguridad en zonas que se han convertido en violentas. En algunos países se apuesta por castigar al narcotráfico y a sus criminales con penas tan severas como la muerte. En otras latitudes la política estatal fue aplicar la mano dura, conocida también como tolerancia cero; en esos casos la policía no duda en hacer arrestos por cualquier falta administrativa en las zonas más peligrosas de la ciudad. ¿Qué un hombre bebe cerveza en la calle? Se le arresta por una falta administrativa. ¿Que hay un grupo en una esquina escuchando música a todo volumen? Se les arresta por una falta administrativa. ¿Un auto con vidrios polarizados? Se le detiene y se multa al conductor. De entre los detenidos y multados, dicen los que saben de eso, pueden caer criminales buscados por la policía; por ello los que tienen cuentas pendientes con la ley intentarían no cometer faltas, pues se arriesgan a ser detenidos e investigados.
No puedo señalar cuál estrategia es la mejor en materia de seguridad. Unas son más arriesgadas que otras. Lo bueno sería aplicar una, y ver los resultados. Mientras, a cruzar los dedos para que no pase nada.
No hay receta mágica para acabar con violencia e inseguridad