Discurso
Ya que usted, querido lector, me brinda la oportunidad de expresarme, quiero hacer una serie de apreciaciones personales sobre algunos acontecimientos dados en los últimos días, pero sobre todo, mis comentarios, en un análisis hermenéutico y semiótico, serán vertidos sobre los discursos que los protagonistas de estos sucesos hicieron para maniobrar esas situaciones a su favor.
Estasemana,porejemplo,sedieronunpardecasosdignosde analizar. Por un lado, el gobierno del estado de Jalisco autorizó un “reajuste” a la tarifa del transporte público, mientras que por el otro lado, se sucedieron manifestaciones de descontento, con la consabida “represión” por parte del “estado” a los “manifestantes”. Pues bien queridos lectores, en todos los casos y con un mínimo de análisis, nos damos cuenta que los protagonistas de estas acciones, en pro y en contra, utilizaron tácticas básicas de manipulación discursiva, las cuales las podemos encontrar en cualquier panfleto de política para “dummies”, y que por cierto, Alex Grijelmo, desmenuza muy bien en su extraordinario libro ”La Seducción de las Palabras”. Hago ejemplos: desde que tengo uso de razón, los gobiernos de todos los colores utilizan la palabra “reajuste” cuando van a anunciar algún aumento,esto,porquelaanteposición“re”latenemospredeterminada en nuestra psique cómo algo ya sucedido y aceptado, mientras que la palabra “ajuste” es reconocida siempre como algo necesariodehacer,luegoentonces,eleufemismoaminoraeldescontento en la gran mayoría. Sin embargo, a pesar del eufemismo, el enojo por la afectación al bolsillo no desaparece así como así, pues el gobernante en turno tendría que salir, empatizar con los descontentos y emprender acciones para meter en cintura a los transportistas. Sin embargo, el señor gobernador o no leyó el manual o simplemente decidió saltarse esa regalo básica. Por supuesto, los rivales políticos aprovecharon la situación de tan terrible omisión y de inmediato organizaron protestas, “cuchiliaron” a los polis y, acto seguido, grabaron los jaloneos y antepusieronlasobadafrase “represióndelestado” paracapitalizar asufavorelasunto. Ypa’quenodiganque nomásleechoalgobiernodelestado,hago mención que el eufemismo de “los reprimidos” estribó en la ambigüedad de la palabra“estado”,puesessabidoquenadiese ha puesto de acuerdo con la definición de ese concepto desde las épocas de Platón, por lo cual, mencionarlo en cualquier situación conlleva, casi siempre, una jiribilla maniquea. Y claro, también hago énfasis en la palabra “represión” y con voz del abuelo Simpson, digo: “esas no son represiones, represiones las de mis tiempos, en los años 90 la policía nos agarraba a toletazos nada más por verlos feo”. A final de cuentas, creer en ambos argumentos, es como creer que las telenovelas representan con vida real. Mejor sería escudriñar un poco más y no dejarnos llevar por la seducción de undiscursoqueesusadodesdelostiemposdeDonPorfirio.
Mejor sería escudriñar un poco más y no dejarnos llevar por la seducción de un discurso