Puro voluntarismo, oigan…
La gente del régimen que nos gobierna sería esencialmente “voluntarista”, dicen por ahí. El término no me resultaba enteramente familiar así que corrí de inmediato a consultar el Diccionario de doña Real Academia Española (y no, no es la “academia de la lengua española” sino la “Real Academia” de allá, del Reino de España — por eso es real, oigan— y sanseacabó).
Y, caramba, vaya que me encantó la cuarta definición del sustantivo masculino “voluntarismo”: m. Actitud que funda sus previsiones más en el deseo de que se cumplan que en las posibilidades reales. Con perdón y con todo respeto y con la debida consideración y con el comedimiento que cabe y sin deseos de ofender y sin mala leche ni nada, pero les queda como anillo al dedo a nuestros cuatri-transformadores, en verdad que sí. Preveían —que diga, deseaban— un crecimiento de cuatro puntotes porcentuales y, miren, el segundo trimestre de este año del Señor la economía apenas se movió una décima de punto hacia arriba. Bueno, era la mitad de una décima de punto pero el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el INEGI (la letra i del acrónimo como que no la logro asociar al nombre del ente en probables vías de desaparición — como tantos de los otros organismos independientes del Estado mexicano aquejados de no-voluntarismo, o sea, necesariamente estorbosos a los deseosos de que se cumplan sus alegrísimas previsiones— pero se trata sin duda de un pequeño truco para que resulte más fonético), el tal instituto, repito, no publica datos con más de una cifra decimal, por lo tanto el 0.05% lo trasmutaron en 0.1%, es decir, lo redondearon.
En lo que toca a la seguridad estamos peor, no mejor, con más asesinatos que nunca y la misma violencia de siempre y los mismos robos y las mismas extorsiones y, ah, más secuestros. Y, en el tema de la corrupción, a mí que no me cuenten: si Napito anda por ahí con todo y senaduría por Morena y si los contratos no se otorgan por concurso abierto sino por adjudicación directísima y si al tal delegado del Gobierno federal en Jalisco lo sustituyó un abogado de muy oscura catadura luego de que le descubrieran las trapacerías que acostumbraba la “minoría rapaz” de antes, pues como que no va muy bien la cosa. Digo…
El término les queda a nuestros cu atri transformadores