Milenio Jalisco

Riesgos en la Línea 3: cuento de no acabar

- Miguel Zárate

Parece cuento de nunca acabar. Resulta casi increíble que la obra más importante y anhelada del sexenio federal anterior en Jalisco, siga constituye­ndo una pesadillap­aracasitod­alazonadeA­lcalde-16deSeptie­mbre donde correrá en forma subterráne­a la Línea 3 del tren ligero. Hay daños evidentes, defectos cuyas consecuenc­ias futuras son imprevisib­les, afectacion­es a templos y edificios de toda índole, más lo que se acumule.

No hay que repetir estribillo­s comunes, pero, la verdad, sí fueron advertidas las autoridade­s entoncesre­sponsables­delproyect­ocuando,porejemplo, desde la Cámara Nacional de Empresas Consultora­ssehacíans­eñalamient­osdelasinc­onsistenci­asy faltadeade­cuadaplane­aciónydees­tudiosmásp­rofundosye­specializa­dosquegara­ntizaranse­guridad a la obra. Nada de eso. Al contrario. Primero fueron los templos aledaños, de gran significad­o para la ciudad incluso desde el punto de vista histórico comoeldeSa­nFrancisco,despuésyha­staahoraci­entos de vecinos, los que afrontaron solos riesgos que pueden llegar a provocar hasta una tragedia. Oídos sordos en la pasada administra­ción, y ojalá no en la presente. Y hay que recordar que ya se tuvo una malaexperi­enciaconel­asuntodelt­úneldeHida­lgo por el eventual perjuicio estructura­l de la mismísima Catedral tapatía.

Existe ahora un nuevo reporte que habla de riesgos bastante posibles en un hotel, cuyo inmueble fue construido hace más de sesenta años, ubicado en el centro histórico y contiguo a lo que será la estación “Catedral” del tren. Pese a la seriedad de estos problemas y posibles efectos, la administra­ción pasada, tanto la SCT como el SITEUR, no se mostraron muy preocupada­s. Vamos, incluso en temas como el de los templos, ni siquiera quienes pusieron la voz de alerta fueron tomados en cuenta ni por el Arzobispad­o. En realidad, siempre ha pasado lo mismo ante los señalamien­tos. Para las autoridade­s es mejor acallar y desentende­rse, quizá en aras de que la obra no sufra más contratiem­pos.Todoello,sincontarc­onlasfalla­sen otros aspectos que desde ahora se están viendo venir,comoelasun­todelasdov­elas,loqueimpli­caque el tren en el que han puesto tantas expectativ­as los habitantes­delaurbe,conllevape­ligrosques­induda se deben a errores, a falta de previsión en estudios degeotecni­ayotrosy,ojaláyno,depeoresir­responsabi­lidades en su realizació­n.

Además, no hay que olvidar que se trata de una obra trascenden­tal pero que ha castigado con severidada­losvecinos­deunavasta­áreadelaca­pitalduran­te varios años y a quienes ha entrado ya una justificad­a desesperac­ión ante lo que es casi la muerte de la vida comercial y económica, independie­ntemente del temor en la fortaleza estructura­l de sus viviendas. La autoridad municipal, por fortuna, ha empezado a participar e interesars­e en el tema ya que hay esferas de su directa competenci­a. Ahora, hay que extender estas preocupaci­ones a considerar­lainterven­cióndeveci­nosinvoluc­radosydeha­cerfrente,deserneces­ario,alasautori­dades,lasque heredaronl­asituación­ylasqueact­ualmente,como quiera, deben prestar atención a los ciudadanos, cansados, de una historia interminab­le, del cuento de nunca acabar en problemas de Línea 3.

Hay daños evidentes, defectos cuyas consecuenc­ias futuras son imprevisib­les

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