Ana Gabriela, oportunamente aduladora
La realidad del deporte en los tiempos de la 4T no la estamos viendo ahora ni mucho menos. Bueno, desfilaron nuestras chicas y nuestros chicos con ropa deportiva en lugar de exhibir elegantes uniformes en los pasados Juegos Panamericanos de Lima. No había dinero para esos gastos suntuarios, oigan. Tampoco hubo plata para mantener funcionando a tope el Centro Deportivo Olímpico Mexicano (CDOM) pero parece ser que volverá a abrir sus instalaciones al comenzar el mes de septiembre. Finalmente, se han reducido también los presupuestos destinados a los apoyos a las distintas disciplinas deportivas, debido a la oleada austericida que estamos viviendo en este país y que ha golpeado a tantos sectores.
Un porcentaje de estos rigores le tenía que tocar, así fuere de refilón, al deporte nacional. Ahora bien, hay que decirlo, no todo son recortes a diestra y siniestra: me parece haber visto por ahí la noticia de que doña Hacienda ha presupuestado mil millones de pesos para adquirir y reacondicionar dos estadios de béisbol en Sonora. Serán escuelas donde los alumnos aprenderán a jugar el deporte favorito del presidente de la República al tiempo que cursarán sus estudios de secundaria, o algo así. Dentro de algunos años, tendremos muchos jugadores mexicanos en las Grandes Ligas de nuestro vecino país. Vamos a estar muy orgullosos, sí señor.
En espera de que lleguen esos tiempos, no creo que los actuales gobernantes de México puedan todavía colgarse ninguna medalla. Y, desde luego, no pueden cacarear que la estupenda participación de la delegación mexicana en los mentados Juegos se deba a las políticas públicas instauradas por esta Administración. Ah, pero Ana Gabriela Guevara, directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), no pudo dejar pasar la oportunidad de exhibir su servilismo: le regaló públicamente una medalla de agradecimiento al Señor Presidente de la República. ¡Uf!
No creo que los actuales gobernantes puedan aún colgarse ninguna medalla