Monstruos en el museo
Qué monstruos son? ¿Qué cualidades tienen para estar en un museo?, al margen de las respuestas que puedan generar, su mejor cualidad es develar a cultos y profanos el proceso creativo de un cineasta. En casa con mis monstruos, es una revelación de pasiones privadas y virtudes públicas. Ambientada en una casa neogótica, en la entrada nos saluda el autor de esta novela visual: un retrato de un Guillermo del Toro victoriano nos recibe junto con su escultura “como si fuera él”, auténtico Body art. Las salas organizadas temáticamente, son una mezcla de objetos, dibujos, pinturas, vestuarios, prototipos de personajes; hace patente su ascendente en Edgard Allan Poe; Mary Shelley y también en las películas del enmascarado de plata; la “paleta del espanto” del barroco mexicano presentes en las alegorías de “los caminos del bien y del mal”. La exposición es muestra de una cultura visual especializada en comic y terror; referentes literarios, así como una ampliaydiversaculturacinematográficaque se complementa un saber enciclopédico en el tema del terror; Julio Ruelas y Clemente Orozco también han sido convocados en esta especie de “Barnum circus”, actualizado conlatecnología.Entrelosefectosespeciales destaca la aparición sorpresiva del niño fantasma de El espinazo del diablo. Como el creador de los circos de horrores, Edward Barnum (1861-1907), del Toro, ha coleccionado “seres extraordinarios”, captados en dibujos, y otros soportes técnicos, la diferencia es que del Toro los ha creado en su imaginación, revelando un amplio repertorio de personajes sólidos y diálogos poco banales; solo del Toro como consumado lector, puede poner en boca de sus personajes, citas filosóficas o poemas. En su obra se manifiesta un conocimiento del cine más allá de la pantalla, en “la forma del agua”, hasta ahora su mejor obra, ha concitado referentes visuales de la “guerra fría”, con el sustento de un guion extraordinario, sus personajes representan las virtudes y pasiones humanas, hace gala de conocer de cine y televisión de sus lenguajes y sus historias. Enclavada en la política cultural de la universidad pública de Jalisco que impulsa el show bisnes disfrazado de industria cultural; la exposición En casa con mis monstruos es parte del espectáculo, venta de tequila “pal susto”, entradas en grupos, tiempo contado y unos guías al parecer formados en el museo de las momias de Guanajuato con el chistorete banal a la menor provocación; precio de entrada no pensado para los estudiantes y profesores de la universidad (una hora clase se paga a $100, un alto porcentaje de alumnos, solo cuentacondineroparaeltransporte).Unshowdeslumbrantey costoso para una universidad pública que solo admite el 35% de solicitantes, que cuenta con sofisticados equipos de sonido en sus teatros y en muchas preparatorias y en Ciencias sociales se carece de los elementales proyectores. “En casa con mis monstruos”sepresentaenMUSA hasta3denoviembreybajatarifas de entrada.
Enclavada en la política cultural de la universidad pública de Jalisco que impulsa el show bisnes