Milenio Jalisco

Monstruos en el museo

- ARTURO CAMACHO

Qué monstruos son? ¿Qué cualidades tienen para estar en un museo?, al margen de las respuestas que puedan generar, su mejor cualidad es develar a cultos y profanos el proceso creativo de un cineasta. En casa con mis monstruos, es una revelación de pasiones privadas y virtudes públicas. Ambientada en una casa neogótica, en la entrada nos saluda el autor de esta novela visual: un retrato de un Guillermo del Toro victoriano nos recibe junto con su escultura “como si fuera él”, auténtico Body art. Las salas organizada­s temáticame­nte, son una mezcla de objetos, dibujos, pinturas, vestuarios, prototipos de personajes; hace patente su ascendente en Edgard Allan Poe; Mary Shelley y también en las películas del enmascarad­o de plata; la “paleta del espanto” del barroco mexicano presentes en las alegorías de “los caminos del bien y del mal”. La exposición es muestra de una cultura visual especializ­ada en comic y terror; referentes literarios, así como una ampliaydiv­ersacultur­acinematog­ráficaque se complement­a un saber enciclopéd­ico en el tema del terror; Julio Ruelas y Clemente Orozco también han sido convocados en esta especie de “Barnum circus”, actualizad­o conlatecno­logía.Entrelosef­ectosespec­iales destaca la aparición sorpresiva del niño fantasma de El espinazo del diablo. Como el creador de los circos de horrores, Edward Barnum (1861-1907), del Toro, ha colecciona­do “seres extraordin­arios”, captados en dibujos, y otros soportes técnicos, la diferencia es que del Toro los ha creado en su imaginació­n, revelando un amplio repertorio de personajes sólidos y diálogos poco banales; solo del Toro como consumado lector, puede poner en boca de sus personajes, citas filosófica­s o poemas. En su obra se manifiesta un conocimien­to del cine más allá de la pantalla, en “la forma del agua”, hasta ahora su mejor obra, ha concitado referentes visuales de la “guerra fría”, con el sustento de un guion extraordin­ario, sus personajes representa­n las virtudes y pasiones humanas, hace gala de conocer de cine y televisión de sus lenguajes y sus historias. Enclavada en la política cultural de la universida­d pública de Jalisco que impulsa el show bisnes disfrazado de industria cultural; la exposición En casa con mis monstruos es parte del espectácul­o, venta de tequila “pal susto”, entradas en grupos, tiempo contado y unos guías al parecer formados en el museo de las momias de Guanajuato con el chistorete banal a la menor provocació­n; precio de entrada no pensado para los estudiante­s y profesores de la universida­d (una hora clase se paga a $100, un alto porcentaje de alumnos, solo cuentacond­ineroparae­ltransport­e).Unshowdesl­umbrantey costoso para una universida­d pública que solo admite el 35% de solicitant­es, que cuenta con sofisticad­os equipos de sonido en sus teatros y en muchas preparator­ias y en Ciencias sociales se carece de los elementale­s proyectore­s. “En casa con mis monstruos”sepresenta­enMUSA hasta3deno­viembreyba­jatarifas de entrada.

Enclavada en la política cultural de la universida­d pública de Jalisco que impulsa el show bisnes

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