Música para el placer: Luther Allison
No lo conocía. Lo mencionó el músico y escritor Federico Bonasso en una tarde lluviosa de charla sabrosa. Escribí su nombre para no olvidarlo y en cuanto tuve oportunidad, lo descargué en mi teléfono para escucharlo en mis traslados.
A los primeros acordes, supe que me gustaría, pero cuando comenzó a cantar, entendí que se volvería parte de mi soundtrack del deseo, porque cumplía con la idea más común de una música sensual al ser un blusero en el sentido más amplio de la palabra, pero también porque el color de su voz es muy interesante: te traslada a espacios donde solo cabe el placer y la melodía, acompaña a tu cuerpo en ese suave y automático movimiento que surge cuando este hombre nacido en Arkansas la explota, acompañado de su lúbrica guitarra.
Nacido en 1939 en Arkansas, comenzó a tocar con la banda de Howlin Wolf y respaldando a James Cotton hasta que consiguió su propio contrato para grabar un disco solista en 1965, luego de rodar en el circuito de clubes de blues en Chicago. Love Me Mama es el título de este álbum, que lo llevó a tocar tres años consecutivos en el Ann Arbor Blues Festival, con lo que su fama se extendió.
Fue de los pocos bluseros que firmaron con la mítica compañía Motown Records, además de haber vivido en Francia durante varios años. De vuelta a Estados Unidos, siempre acompañado por su Gibson Les Paul, ganó premios, hizo giras, publicó discos y descubrió que tenía un tumor en el pulmón con metástasis en el cerebro, mal que lo llevó al coma y posterior fallecimiento.
Por fortuna, su música no ha muerto y se puede escuchar en todas las plataformas digitales. Al día siguiente de conocerlo, exploté a Luther Allison en el plano erótico; la experiencia fue sensacional, pues te ayuda a moverte a su ritmo, además de manejar formas musicales excitantes. Así que les recomiendo que se pongan cómodos, lo integren a sus playlists y se dejen seducir por temas como “Rock Me, Baby”, “Raggedy And Dirty”, “Cherry Red Wine” y “Bad Love”.