El sur también existe
Hace unos días fue presentado el Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura, en el cual la iniciativa privada invertirá en 147 proyectos, la mayoría ubicados en las regiones norte y sureste del país.
La importancia que reviste la ejecución de la obra pública y privada no se agota en la mejora de la infraestructura de estados y municipios: aumentar la conectividad es también una oportunidad al desarrollo.
La industria de la construcción dinamiza la economía y genera empleos; es un factor en consecuencia, de la estabilidad social.
Siempre he considerado que impulsar el desarrollo de entidades de alta marginación debe ser visto como un asunto de seguridad nacional; la presencia a lo largo de la historia de movimientos sociales que devienen en guerrillas no pueden ser desdeñados.
No sería saludable que estados como Guerrero y Michoacán sean excluidos del proyecto de desarrollo nacional. Recientemente fue cancelada la Zona Económica Especial Lázaro Cárdenas-La Unión, pese a que en el proyecto ya existían comprometidas inversiones.
Ante ello, los gobernadores Héctor Astudillo y Silvano Aureoles entregaron al presidente Andrés
Manuel López Obrador la propuesta de crear la Zona Franca Lázaro Cárdenas-La Unión, que sustituiría la ZEE.
En los presupuestos de Egresos de la Federación 2019 y 2020 fue cancelada la transferencia de recursos a través de diversos fondos que integraban el Ramo 23, y prácticamente fue suspendido el proyecto carretero para establecer un corredor Oaxaca, Guerrero y Michoacán.
En la primera etapa de las obras del acuerdo, la iniciativa privada invertirá 859 mil millones de pesos y es muestra que los empresarios tienen confianza en el país.
Pero hace falta la contraparte de la inversión gubernamental también en infraestructura, que en mi opinión, debe ir más allá de megaproyectos de este sexenio.
Conducir al país hacia la reactivación es complejo, toda vez que economía mundial crecerá en 2019 y 2020, como pronostica la OCDE.
Solventar una parte del gasto de la administración pública del país utilizando los 100 mil millones del fondo de contingencia económica que Hacienda utilizará el próximo año sin duda
ayuda a salir del paso, pero no resuelve el problema de fondo.
Confío que en la segunda etapa del Acuerdo Nacional de Inversión en Infraestructura se presente una cartera de proyectos que incluya a ambas entidades.
Del anecdotario:
Hace unos días me reuní a desayunar con un destacado columnista del periódico El Universal.
Me preguntó: —¿Por qué no has querido aceptar una entrevista conmigo, ex gobernador? Lerespondí:—Túsabesporqué. —Sí —me dijo—, estoy consciente de tu malestar por una columna que publiqué y te involucró sentimentalmente con la esposa de José Luis Abarca.
—¿Tú sabes el daño familiar y personal que te puede causar una aseveración sin sustento?– Le pregunté.
En un gesto de honestidad me dijo: —Tienes toda la razón y te confieso que dudaba en publicarlo, pero mi fuente (Los Pinos) me aseguró que era algo comprobado, lo que nunca se demostró.
Esta semana, el señor Gibrán Ramírez, columnista y dizque analista político, hizo la misma afirmación en el programa de Leo Zuckermann ¿Es ético para un periodista honorable hacer este tipo de afirmaciones sin ningún fundamento? Nuevamente el daño moral y personal está hecho.
Conestosacontecimientos,me animo a presentar una denuncia por daño moral y obligarlo a que retire su dicho, si no tiene elementos.
¿Hasta cuándo se hará supuestos análisis con afirmaciones frívolas e irresponsables? Hasta que salgamos los afectados a decir nuestra verdad.
La industria de la construcción dinamiza la economía y genera empleos