Bárbara Anderson
“El primer respiro fiscal a Pemex en cuatro décadas”
Pemex puede incrementar su producción diaria de barriles a 1.9 millones este año, de los casi 1.7 millones actuales”, me dijo Gabriel Casillas, director general adjunto de Análisis Económico y Relación con Inversionistas de Grupo Financiero Banorte. Este aumento no tiene que ver con el plan actual para sanear a la paraestatal, ni lo que aportarán las empresas privadas que ganaron rondas petroleras. “Hace 4 años, cuando José Antonio González
Anaya era director general y el barril rondaba los 20 dólares, había varios pozos convencionales maduros en Tabasco y Veracruz, pero con costos altos. Sacarlos costaba 25 dólares por barril, pero a los precios de hoy (65 dólares) sí son viables y representan unos 300 mil barriles al día”, agrega. Este volumen aumentará en 100 mil barriles al día la producción, porque los restantes 200 compensarán la caída de la producción de los yacimientos de Cantarell y Ku-Maloob-Zaap.
AumentarasílaproduccióndePemex,sibien nomejorarálacalificacióndesudeudaalmenos no le permitirá perder su grado de inversión.
Fitch Ratings le quitó el grado de inversión a Pemex hace seis meses, pero las otras calificadoras (Standard & Poor’s y Moody’s) la mantienen dentro del grado de inversión.
La de Casillas no es la única voz optimista que he escuchado estos días sobre Petróleos: un ex funcionario de la Sener me comentaba que lo más importante del plan de rescate era que por la primera vez en 40 años la empresa recibía un respiro fiscal.
En 1974, una Reforma Tributaria cambió la manera en la que la SHCP y Pemex se relacionaban fiscalmente: se firmó un acuerdo entre Hacienda y la por entonces Secretaría del Patrimonio Nacional, encargada de la política de recursos naturales y de la presidencia del Consejo de Administración de Pemex. El acuerdo determinó que solo los excedentes de liquidez de la petrolera pasaban a Hacienda quien se encargaría por su parte de cubrir las necesidades de inversión física de Pemex. Este contrato se cumplió hasta comienzos de los 80, donde a causa de la crisis financiera y la caída del precio del petróleo, convirtieron a Pemex en una caja recaudadora de Hacienda.
La mayor exageración de esta relación se dio enelsexeniopasado,cuandoPemexenalgunos años, debía entregar más de 100% de sus ventas (ya no de los excedentes) a la Tesorería, con lo cualdebíaendeudarse—yanoparamejoraspatrimoniales— sino para poder operar y pagarle al propio gobierno esos compromisos. La promesa de tener al gobierno como garante aprovechando la calificación soberana de México la terminó convirtiendo hoy en la petrolera más endeudada del mundo.
“Si se vuelve a respetar aquel acuerdo de los 70 y se consolida el volumen de barriles en más de 1 millón diarios, a mediano plazo Pemex se salvará. Será más pequeña que lo que fue, pero se logrará salvarla”, me dijo un ex subsecretario de Ingresos de aquel sexenio.