Propósitos saludables en 2020
Q uizás la mayoría ya hizo sus propósitos para este año que recién ha iniciado en el plan de mejorar nuestra salud adquiriendo buenos hábitos y eliminar aquellos que nos ocasionan enfermedades.
No está por demás tomar en cuenta estas recomendaciones las cuales no requieren de inversión económica, solo decisión y disciplina. Uno es el eliminar el azúcar adicional en nuestra alimentación y el otro propósito es dormir bien.
Iniciamos con el propósito de dormir bien, el insomnio puede llevarnos a la tumba tempranamente. “Temprano a la cama, para levantarse temprano” reza el refrán.
Muchos de los factores que pueden causar falta de sueño pueden tratarse fácilmente y, a menudo, eliminarse por completo al saber cómo adaptarse a los cambios relacionados con la edad en la estructura del sueño y al modificar los comportamientos disruptivos del sueño.
Comenzar practicando una buena higiene del sueño evitando o reduciendo el consumo de cafeína, cigarrillos, estimulantes y especialmente alcohol. Es cierto que una copa de vino puede ayudarlo a conciliar el sueño más rápidamente, pero puede, y a menudo lo hace, alterar la calidad y la duración del sueño.
Entre el 20 y el 30 por ciento de las personas en la población general duermen mal. Pueden tener dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidos, algunos se despiertan demasiado temprano, mientras que otros no se sienten descansados a pesar de pasar una noche completa aparentemente dormidos en la cama. Para una persona de cada 10, el insomnio es un problema crónico que se repite noche tras noche.
Pero los expertos informan que existen alternativas mejores, más seguras y más duraderas que los medicamentos recetados para tratar este problema común.
Las alternativas son especialmente valiosas para las personas mayores que metabolizan los medicamentos más lentamente, tienen más probabilidades de tener causas subyacentes tratables de su insomnio y son más susceptibles a los efectos secundarios adversos de los medicamentos.
El otro propósito de no adicionar azúcar a los alimentos ha sido sugerido por especialistas en el manejo de la obesidad y la diabetes.
Este hábito solo requiere del acostumbrar a nuestro paladar al sabor natural de los alimentos. Se ha demostrado ampliamente los efectos dañinos de la ingesta de azucares refinadas y alimentos altamente procesados.
En las últimas tres décadas, la prevalencia de obesidad en los países desarrollados ha alcanzado dimensiones epidémicas y continúa en aumento.
Existen múltiples factores que influyen en la incidencia de obesidad, y junto con el descenso de actividad física, el exceso de ingesta, juega un papel preponderante en la aparición de este problema de salud pública.
Aunque existe una clara relación entre la ingesta de grasas y la ganancia de peso, el papel de los carbohidratos y más concretamente el de la sacarosa en el desarrollo de obesidad es más controvertido.
Gran parte de esta controversia se debe a la creciente demanda de bebidas azucaradas y al posible incremento calórico en la dieta asociado a su consumo.
A pesar de la publicación de múltiples estudios y comunicaciones a este respecto en los últimos años, siguen existiendo numerosas incógnitas acerca del papel que juegan las dietas ricas en azúcares en el incremento de incidencia y prevalencia de obesidad en los últimos años.
Busquen en internet “7 días sin azúcar”. Intentémoslo, no cuesta, ¡si se puede!
Iniciamos con dormir bien, el insomnio puede llevarnos a la tumba