El regreso del avión satánico
Pues con la pena, pero ni transparente, ni competitivo, ni apegado a derecho se pudo vender la aeronave; el Presidente se eligió a sí mismo como un enemigo personal de ese artefacto y dijo que no utilizaría el avión presidencial
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil leyó con las mejillas arreboladas la noticia en su periódico Excélsior en una nota de la redacción: “a poco más de un año de haber sido enviado a Estados Unidos, el avión presidencial TP-01 regresará a territorio nacional para su resguardo y así explorar tres alternativas de comercialización”. Gil abandonó la inacción y caviló: no se vendió. Mala tarde.
No olvidemos: empezaba el sexenio y el gobierno de México anunció que, “en cumplimiento con los compromisos adquiridos por la administración del presidente Andrés Manuel L(i)ópez Obrador” el avión presidencial TP-01 José María Morelos y Pavón partiría con destino al Aeropuerto de Logística del Sur de California, en el condado de San Bernardino, Estados Unidos, “para realizar su venta a través de un mecanismo transparente, competitivo y apegado a derecho”.
Adiós al avión del diablo, adiós a la aeronave de Satanás. Pues con la pena, pero ni transparente, ni competitivo, ni apegado a derecho se pudo vender la aeronave. El Presidente se eligió a sí mismo como un enemigo personal de ese artefacto y dijo que no utilizaría el avión presidencial, que aseguró no lo tenía ni Obama. En su lugar viajaría en vuelos comerciales, como hizo en campaña y lo hizo en estos días presidenciales.
Gilga propuso que el avión se convirtiera en una normal rural. Qué: no es chiste. No le hicieron caso. Ahí están las consecuencias.
Gastos menores
En la olla del mondongo, Gamés siguió la huella de la noticia: el gobierno de México también informó que “la flotilla aérea adscrita al gobierno federal, que consta de 60 aviones y 70 helicópteros, sería sometida a un procedimiento similar de acuerdo con la normatividad aplicable”.
Gil vendería todo lo que vuele: palomas mensajeras, pajaritos desorientados, aviones de papel. Todo lo que surque los aires no debe pertenecer al gobierno. For sale! El director general de Banobras, Jorge Mendoza, anunció la decisión de traer la aeronave que, según el avalúo actual, se cotiza en 130 millones de dólares. ¿Pues no que costaba 5 mil millones de pesos o más? Gil ya no entiende nada. El gasto semanal para mantener el avión en Estados Unidos es de 4 mil dólares. Por mantenerlo en preservación se han gastado 13 millones de pesos y 15 millones de pesos más en mantenimiento. Tampoco es la gran cosa. El dinero es solo dinero, lo importante es el espíritu, el amor, la cartilla moral, Dios, o como se llame.
El Presidente explicó que las tres alternativas de comercialización del avión en México son buscar un comprador único, la venta en copropiedad o la renta de este transporte por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional. Anjá, ya salió el peine, el cepillo: se lo queda la Sedena, pero eso si lo permite Gilga que tiene una oferta que nadie podrá rehusar: su camionetónTiguany500milpesosenefe.¿Cómo la ven? Sin albur. ¿Le entran? Ya, esténse.
Gilga propuso que el avión se convirtiera en una normal rural y no le hicieron caso
Cochera, avionera
En cuanto al lugar en el que se guardará el avión, todavía no se sabe, pero podría llegar al Hangar Presidencial o a la base aérea de Santa Lucía. Que lo guarden en la casa de Peña Nieto. Se dice que su garage es grande.
El director general de Banobras explicó que al cierre de 2019 se habían gastado en el pago más de intereses de la deuda de la aeronave mil 833 millones de pesos. No obstante lo anterior, existe un remanente de pago de 2020 a 2027 de 2 mil 724 millones de pesos. No manchen. No se la prolonguen, diría el poeta.
Mendoza explicó que si el TP-01, con capacidad actual para 80 personas, es vendido (ah, una voz pasiva) al precio de avalúo de 130 millones de dólares sería suficiente para pagar el saldo del gobierno federal. Además, se liberarían cerca de 2 mil 724 millones de pesos, que es el remanente, los cuales se podrían destinar a otros rubros. Perdón, pero Gil incomprende, pero total, nada importa.
Por su parte, de acuerdo con información de su periódico MILENIO, el Presidente explicó que la venta del avión toma tiempo porque “no se trata de malbaratarlo” y adelantó que hay la propuesta de vender 12 acciones a 12 empresas para que el costo sea menor. Malbaratar, gran verbo.
Todo es muy raro, caracho, como diría Benjamin Franklin: El que compra lo necesario, pronto tendrá que vender lo superfluo. O como se diga.