Benedicto XVI, el papa “incómodo”
Especialistas en los entretelones de la sede del catolicismo advierten que los ultraconservadores, adversarios de Francisco, buscan desestabilizar su mandato utilizando la figura de Ratzinger
La aparente decisión del papa emérito, de romper el silencio, suscitó serias dudas sobre la convivencia de dos pontífices en El Vaticano.
La aparente decisión del papa emérito Benedicto XVI de romper el silencio sobre asuntos católicos claves ha suscitado serias dudas sobre la convivencia de dos pontífices en el Vaticano.
Cuando en 2013 Benedicto XVI se convirtió en el primer pontífice que renunciaba en casi 600 años, prometió vivir “escondido del mundo” en un antiguo convento dentro de los jardines del Vaticano.
Aunque inicialmente cumplió su promesa de llevar a cabo una vida de contemplación silenciosa e investigación académica, ha intervenido en algunos temas delicados como el abuso sexual por parte de curas y la posibilidad de ordenar sacerdotes a hombres casados.
La contribución de esta semana de Benedicto XVI en un libro de defensa del celibato, titulado Desde lo profundo de nuestros corazones, fue interpretada como un intento estratégico de presionar a su sucesor, el papa Francisco, al apoyar abiertamente la causa de los sectores ultra conservador es enemigos del pontífice argentino.
Según los expertos, el problema es que no se han elaborado reglas precisas sobre el papel del pontífice que renuncia.
“Hubo indicios sobre los posiblesproblemas desde el principio ”, cuando Benedicto XVI renunció pero decidió seguir residiendo en el Vaticano, comenta Richard Gaillardetz, profesor de teología católica del Boston College, al National Catholic Reporter.
“La publicación de puntos de vista sobre temas controvertidos, cuando proviene de una persona que insiste en merecer el título de ‘papa’ (aunque emérito) y reside en el Vaticano, es un problema profundo”, asegura.
Expertos estiman que se debe determinar el papel del papa jubilado. No se excluye que los pontífices que se retiran deban renunciar a las insignias papales y vivir fuera del Vaticano.