Milenio Jalisco

Patrullas civiles contra agresiones a los asiáticos

Violencia. Grupos vecinales se organizan en Estados Unidos para proteger sus barrios de ataques racistas, luego de la masacre del martes pasado en Georgia

- PABLO SCARPELLIN­I

La masacre del martes pasado en Georgia en tres salones de masajes de Atlanta que acabó con la vida de ocho personas, seis de ellas mujeres de origen asiático, ha sacudido comunidade­s de esa etnia de costa a costa de Estados Unidos. Casi una semana después del tiroteo de manos de un joven de 21 años con problemas de adicción sexual, cientos de personas han marchado durante el fin de semana pidiendo el final de los ataques racistas en varias ciudades del país mientras proliferan las patrullas vecinales improvisad­as con la misión de garantizar la seguridad en barrios de mayoría oriental.

En Atlanta, cientos de activistas desfilaron por el centro de la capital de Georgia para pedir el final de la «campaña de odio» tras las muertes de las seis mujeres empleadas en casas de masajes –locales asociados con la práctica de la prostituci­ón– y tras numerosos ataques a la comunidad asiática durante la pandemia. Muchos culparon a inmigrante­s, sin distinguir entre chinos, coreanos, japoneses o vietnamita­s, de haber ayudado a propagar el Covid-19 en Estados Unidos como un virus procedente de China.

La concentrac­ión discurrió por varias avenidas de la ciudad y por delante del Capitolio del Estado tras una serie de discursos y entre cantos de Stop

Asian Hate (Paremos el odio a los asiáticos) y Asians are not a virus (los asiáticos no somos un virus). Entre los presentes, Bee Nguyen, la primera congresist­a vietnamita en ocupar un curul estatal y una activista por los derechos de las mujeres de color en Georgia. «No importa las vueltas que quieras darle. Los hechos siguen siendo los mismos. Esto fue un ataque a la comunidad asiática», recordó Nguyen tras anotar que el autor de los hechos, Robert Aaron Long, atentó contra locales operados por mujeres orientales.

En Los Ángeles, una caravana de vehículos se sumó el pasado viernes a las protestas contra los incidentes de corte racial y el sábado por la noche se convocó una vigilia en Alhambra, uno de los barrios con mayor población asiática de la ciudad. Al norte, en el área de la bahía de San Francisco, grupos como Compassion y Asians With Attitudes salieron a patrullar las calles de Chinatown entre el temor de algunos comerciant­es a ser víctimas de un ataque racial, incluso tras el golpe mortal que ha supuesto para muchos la pandemia.

La masacre del martes, sumada a la creciente ola de crímenes de odio contra esas comunidade­s, ha incrementa­do el miedo en los últimos días, con patrullas similares organizánd­ose en San José, centro neurálgico de Silicon Valley, y Los Ángeles. Algunos

de los grupos, de unas tres o cuatro personas, cuentan con intérprete­s de mandarín y cantonés, además de acompañar a gente que lo solicita a través de una línea telefónica especialme­nte habilitada.

Eso en un estado que en los últimos meses ha experiment­ado numerosos incidentes violentos contra ciudadanos de origen asiático. En enero, un inmigrante tailandés de 84 años falleció en San Francisco tras ser empujado en la acera por un extraño. El incidente fue captado por una cámara de seguridad. Este mismo mes de marzo, un asaltante le propinó una paliza en plena calle a un filipino que regresaba a su oficina tras salir a comer.

De acuerdo a un informe de la policía de Los Ángeles, la irrupción de la pandemia coincidió con un aumento de los ataques a asiáticos, pasando de siete en 2019 a 15 en 2020, además de los incidentes de odio como el que experiment­ó Jeongyeon Lee en el barrio de La Habra, al sureste de Los Angeles. De acuerdo con Los Angeles Times, se dirigía a un McDonald’s cuando dos hispanos la llamaron «chinita cochina» al pasar, con una cadena de insultos posterior tras la respuesta de la joven a la agresión verbal.

Nueva York, donde también hubo marchas durante el fin de semana, ha experiment­ado algo similar, con una oleada de delitos e incidentes racistas que ascendió a 28 en 2020, ataques descritos como «rápidos y furiosos» que instigaron miedo y paranoia en la ciudad durante meses. No son pocos los que culparon al entonces presidente Donald Trump de esa escalada en los ataques por tratar de bautizar al coronaviru­s como el «virus chino» tras detectarse en la ciudad de Wuhan por primera vez a finales de 2019. El presidente chino, Xi Jinping, criticó a Trump por ello, lo que hizo que el ex presidente de EEUU insistiera aún más en la provocació­n.

Lo dejó claro el presidente, Joe Biden, contrario a la narrativa trumpista sobre el virus, en su visita del viernes a Atlanta junto a la vicepresid­enta, Kamala Harris. «Ha sido un año en el que han temido por sus vidas», indicó el mandatario. «Los han atacado, culpado, servido de cabeza de turco y acosado. Los han asaltado verbalment­e, físicament­e, y los han matado».

Ya hay autodefens­as hasta en San José, centro neurálgico de Silicon Valley

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GETTY Los agentes Loren Chu y William Ma, ambos de origen oriental, patrullan la Grant Avenue en Chinatown, en San Francisco.

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